viernes, 8 de marzo de 2013

LA SED DE JUSTICIA, EL HAMBRE DE CASTIGO

Cuando lo que debería ser habitual se convierte en excepcional, suele causar una alegría descomunal, algo que nos infunde de un gran optimismo,  moviéndonos a gritar a los 4 vientos, aquello que no nos cabe en el corazón. Lamentablemente, cuando lo que nos impulsa tamaña algarabía, se relaciona con la justicia; el mensaje por debajo del texto, es un gran desaliento acumulado que refleja la sed de que exista justicia.
Si en la balanza colocásemos la cantidad de gente que roba, estafa y engaña; y del otro lado las personas que viven en paz, desean un trabajo honesto, forman familias, crean, piensan, investigan, donan, brindan ayuda, se solidarizan, hacen el bien y no salen a robar a los transeúntes, ni a matar o a violar; tendríamos  un platillo enormemente más pesado que el otro, sin tener que mencionar que el más liviano, sería el de aquellos que en general, se agruparían del lado de los ladrones, -sean estos de guantes blancos o de guantes negros-. En el día de hoy, en Argentina, está siendo condenado un ex-presidente que no sólo robó, sino que traficó lo que encontró a su paso: influencias, dinero en forma de coimas, armas, y vaya el cielo a saber que más. Un "hombre", que dejó de rodillas a su gente, y regaló la salud de muchos que tenían trabajo, a los alacranes de las corporaciones capitalistas. Por desgracia, ese hombre vivió en la opulencia y hasta hoy, sigue estando contenido por sus fueros en la Cámara de Diputados de la Nación; pero sin dudas, en este blog que escribo bajo del título de Consciencia y Sombras, debo dejar manifestado que tamaña alegría por un fallo tardío, contiene un mensaje que es imposible dejar de lado: cuando sucede que algo despierta la atención de muchos, y unifica el grito de "al fin", señal de que el hambre justiciero puede irse hacia el lado en que la injusticia reina. La sed de vengar, castigar, penar tanta manipulación, tanto dolor, tanto saqueo; es un arma de doble filo cuando además de haberse infligido en forma de abuso, -puesto que se trataba de una autoridad-, se ha dejado tanto tiempo sin castigo. Al momento de llegar tardíamente la sanción, se hace muy difícil ignorar que durante todo ese tiempo, la sociedad toda asimiló e incorporó como verdad inconmovible, que la justicia no existe y que lo mejor es dirimir los problemas de otro modo. No es casual que los tribunales estén llenos de personas que se denuncian por calumnias e injurias y estupideces por el estilo, y tiren los guantes mujeres que reclaman por las muertes de sus hijos.
Este mundo tan agresivo en que vivimos, lleno de pedidos de "mano dura", y justificaciones para robos que antaño y en la pobreza extrema no se cometían, es fruto de este tipo de actos retardados, lentos e injustos, que llegan tarde a "castigar" a los más grandes ladrones que -como si fuera poco-,  tienen y han tenido el poder de dirigir nuestras vidas. 

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