lunes, 29 de abril de 2013

PARA CONOCER TU GRADO DE DEPENDENCIA - Por Gabriela Borraccetti

Podría comenzar el artículo describiendo que es la dependencia, que es la chatura, que es la falta de creatividad, que es el diálogo interior, el equilibiro, la capacidad de ser un individuo, y al final dejar que cada uno haga su evaluación personal. No estaría nada mal, y de hecho me gusta que cada uno pueda hurgar dentro de sí para sacar nuevas conclusiones. Sin embargo, también conozco que la mayoría de los habitantes de este mundo, tiene acerca de sí el mejor de los conceptos. Nos sentimos creativos cuando no somos capaces de pensar por nosotros mismos, y suponemos que el concepto de independencia descansa en poder ir a hacer solo los mandados; o incluso, poder vivir entre 4 paredes, con la única compañía de nosotros mismos, dado que además, pagamos los impuestos sin ayuda de nadie. Y esto es un terrible y lamentable error, que justifica cientos de horas de nuetra vida, -por no decir miles y millones de tics tacs de reloj que se van y no vuelven-, sin que seamos capaces de parir algo nacido de nuestra cabeza, de nuestras emociones, de nuestros gustos o nuetro corazón. Una cosa es aquello que nace de la desesperación, y otra cosa es lo que nace de la vocación,  del placer, y del gusto por la vida; eso que perdemos por muchas razones, y en primer lugar por autodesconocimiento. Son legión la cantidad de personas que no poseen hobby, y que desconocen que es lo que le otorga sentido a sus vidas. Son mayoría abrumadora los que dependen de otros para encontrar alegría y significado en sus días, siendo muy pocos los que despiertan a su creatividad por el solo gusto de jugar y disfrutar consigo mismos.
Una excelente forma de tomarnos prueba, podría ser hacer este ejercicio:
-Prométete un día cada tanto, estar a solas; y si no puedes por razón de convivencia, busca al menos unas horas para tí en algún momento del día.
-Evita encender la radio,  el televisor, o  leer el diario.
-No busques desesperadamente en la red social cartelitos para copiar y pegar, y ensaya algunas palabras tuyas, ordenando en la mejor frase que puedas, un pensamiento, una idea, un sentimiento. Juega!!!!!!!
-Si te es posible, apaga también el ordenador aunque sea por un rato, ya que unas horas desconectado, evita que el "ruido" de otros interfiera en tu silencio.
-Deja que salgan a la luz todas las cosas que temes, que aflore la soledad, que te hable desde los rincones, y que el aburrimiento te muestre su peor cara. No te asustes!.
-Después de todo esto, y una vez que hayas podido verte más objetivamente, quizá puedas buscar activamente estar en silencio. Nadie se ha muerto por ello y por el contrario, muchos han econtrado fascinante el estar a solas consigo mismos. Por lo general, esa fascinación no tiene que ver con "natisocialibilidad", sino con la necesidad de tener un espacio real en donde hacer/crear lo que a uno le place.
Tu aburrimiento, tu pena, tu bronca, tu desesperación, la intolerancia al silencio, la soledad y todos los fantasmas que puedan aparecer por tu habitación alentándote a salir corriendo o a tirarte por la ventana, son directamente proporcionales a tu falta de independencia, a tu ausencia de creatividad, y a una gran necesidad de consumir:

Consumir información
Consumir compañía
Consumir palabras
Consumir figuritas (de esas que se pasan en Facebook de uno a otro muro, por ej.)
Consumir gente, -para no sentirte sol@-.
Consumir TIEMPO. Tú tiempo!. Tú vida.

Llegado este punto, nos damos cuenta de que somos más consumidores, -adictos-,  que creadores; y ha llegado el tiempo de reconocer que no estamos tan "centrados", y que no somos tan buenos intérpretes de la realidad, porque desconocemos  la nuestra: esa que nos asusta, nos espanta, y nos provoca una huida hacia paraísos artificiales creados por otros, para seguir soñando con que así como estamos, estamos bien y somos geniales.
No es fácil encontrarnos cara a cara con que la constante exposición al ruido nos lleva a repetir lo que otros piensan; ni es simpático advertir  que habitamos edificios conceptuales y reales que otros levantan, sin tener nosotros más participación que la de receptores pasivos o multiplicadores de lo que otro dice o crea. No es halagüeño para el ego, advertir que uno no puede dibujar tan siquiera un sapito, ni disfrutar y encontrar sentido en dar a solas un paseo por donde sea,  para oler las flores, o estar feliz de nuestra compañía.  Sin embargo, exponernos a esta prueba, nos dejará más conscientes de nuestro estado receptivo y de rebaño; pensando y reflexionando acerca de nuestra real dependencia, y pre disponiéndonos a buscar dentro de nuestro arcón interno, aquello que puede sacarnos del peor de los pozos de la infelicidad humana: la nada. La nada solo existe para quien no tiene algo por lo cual vivir; algo que le de sentido, aún en el medio de la enfermedad, la desgracia y la soledad. Ese algo nunca estuvo afuera para los creadores. Y si no, pregúntenle a Mozart, o a Beethoven, a quienes ni la pobreza, ni la sordera, ni quedar fuera de los círculos aristocráticos, los hizo retroceder en crear melodías para los dioses, que hasta hoy escuchan los hombres.

Gabriela Borraccetti

4 comentarios:

  1. Fantástico!! Gracias <3

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  2. Bueno, y con esta lectura ya me convertí en adictogabriela, no pueda mas que aplaudir cada uno de tus comentarios, no me queda mas que admirarte por decir y tener tan claras las posturas, no me queda mas que agradecerte en especial en este artículo por hacer que no me sienta tan rara por haberme ido sola de vacaciones, todos me miraron raro y desconcertados, nadie entendió mi disfrute y felicidad, aqui reconozco mi grado de dependencia. Gracias por todo lo que compartis

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  3. QUÉ BUENO!!!! CUÁNTA SABIDURÍA!!! GRACIAS GABRIELA!!!

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    1. Sabiduría, un término que busco pero no creo alcanzar. Gracias Anónimo.

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