miércoles, 10 de abril de 2013

LOS DIBUJOS Y LA SEXUALIDAD DE LOS NIÑOS - Por Gabriela Borraccetti

Allá a lo lejos y hace tiempo, a principios de la década del 1900 y para ser más exacta en 1908, Freud afirmaba que la sexualidad era infantil. Si bien esto se podría entender como que la sexualidad puede permanecer en ese estado, -lo cual también es cierto-, más bien se refirió a que no hace falta tener hormonas y llegar a la adolescencia, para que ésta se manifieste como tal en un niño; el cual la tomará sencilla y normalmente, sin los tapujos posteriores que vendrán con la educación.
Freud denominó a los niños como "perversos polimorfos",  calificativo que si bien a simple vista parece terrorífico, no hace más que subrayar que la sexualidad inicialmente, está apartada de la identidad sexual derivada de la genitalidad, y que establece la diferencia entre "ser hombre" y "ser mujer".
El ser humano adquiere una "identidad" como hombre o mujer a medida que crece; en tanto que en los primeros años, simplemente se considera femenino y masculino a la vez, sin ninguna distinción más que la que el placer que su condición sexual le otorga. Por lo tanto, lo de per-verso, implica una "otra versión" de la sexualidad; refiriéndose el calificativo de "polimorfo", a la versatilidad y la multiplicidad de formas que adquiere, independientemente de poseer un pene o una vagina.
Esta afirmación escandalizó al mundo no sólo en aquel tiempo, -victoriano, pacato, fuertemente reprimido y prejuicioso-; sino en este siglo en el que aún, cuando un psicoanalista afirma que los niños tienen sensaciones y placer sexuales, es casi una afrenta que levanta una ceja con desconfianza, y produce escozor y rechazo en las más de las veces.  Es incomprensible para alguien ver en la sonrisa de un bebé al que se lo eleva y se lo baja en los brazos al compás de un "upalalá", -o cualquier otro sonido que acompañe la caída o el balanceo más o menos rápido de arriba hacia abajo-; el reflejo de un placer que su cuerpo registra a nivel genital; y que el niño festeja con su risa o su sonrisa. No obstante, los genitales vienen con nosotros desde antes de nacer, y poseen desde tal momento, la connotación que tiene cualquier otra parte del cuerpo; con la salvedad de ser la que por lo general, más sensaciones placenteras provoca al infante. Hasta que no comienzan los "correctivos" o las prohibiciones respecto de  la sexualidad, un niño no dudará en tocar o estimular sus zonas erógenas, con la naturalidad que lo haría cualquier adulto, si a éste no le hubiesen dicho que el pudor y el secreto, son necesarios para no asemejarse a un animal que va por la calles montando hembras o buscando el goce de una penetración. De aquí al castigo y la condena por el disfrute, hay un largo camino con muchas y cuestionables variantes; sin embargo, es un tema que mejor dejo para abordar en otra nota por su complejidad cultural, y  y consecuencias, tanto en lo físico, como lo emocional,  y lo psíquico.
No obstante, es muy bueno tener en cuenta que los niños conocen el placer que deriva de sus genitales; y saben, -por el cuidado con que se trata el tema en su hogar-, que ciertas caricias no son las que prodiga un adulto, distinguiendo entre las que son dadas con cariño, de aquellas que sin saber por qué, le resultan extrañamente inusuales, sobre todo cuando se les pide en voz baja, que no cuenten lo sucedido. Un niño, sentirá placer en su sexo en situaciones de baño, de juego y demás; pero a partir de la prohibición de hablar, comenzará a percibir que en ello, existe algo malo, y sin saber exactamente por qué, intentará comunicarlo del mejor modo que ellos pueden hacerlo: el dibujo o el juego. Un niño no contiene en su vocabulario las palabras "penetración", "violación", y menos tiene la experiencia de una relación sexual como tal. Por ello jamás podrían decir que les sucedió, ya que el hecho les resulta algo desconocido y sin nombre.
Los dibujos de los niños suelen tener normalmente una connotación sexual, puesto que sus obras reflejan aquello que les da placer y los hace sentir curiosos. La significación de los mismos, no es lineal, y no significa  siempre que dibujar un pene, implique ninguna violación. Sin embargo, cuando el contexto indica una conducta muy diferente a la usual, y su negativa a ir a algún sitio o estar con alguna persona se instala como rasgo llamativo en su conducta, hay que poner suma atención. Guardar sus dibujos y llevarlos a un profesional, es algo muy importante que no debe ser olvidado; pero aún más importante será escucharlos y percibir sus cambios de humor, su llantos y la incomodidad que no pueden verbalizar, so pena de algún castigo al que temen si llegasen a comunicar el asunto.
En síntesis: los niños tienen sexualidad, tienen sensaciones placenteras desde que nacen en sus genitales, y pueden disfrutar de su estimulación con tan solo fregarse sobre sus piernas o subir a una hamaca, o a un tobogán. Carecerán de todo prejuicio al respecto, y de toda connotación de "bueno" o "malo"; cosa que naturalmente, favorecerá el desarrollo de una personalidad plena y feliz; pero la deformará si no logramos escuchar ni ver el modo en que ellos pueden comunicar lo que desconocen.

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