martes, 29 de enero de 2013

LA NECESIDAD DE "PERTENECER"

Lo que se ve aquí, es algo que imaginamos que nosotros no haríamos. Sin embargo, una sencilla explicación puede que haga mayormente comprensible parte de nuestras acciones.
Cuando tenemos que elegir ropa, podemos salir por nuestros propios medios a caminar, o preguntar a alguien más que nos asesore a donde ir a comprar. Eso sería una transmisión de "boca en boca", que se basa en el consejo puesto en manos de alguien, en quien nos fiamos para tomar decisiones. No obstante, esta forma de transmisión oral, aunque dista de la que tomamos de un aparato como la radio, la t.v., o el empuje general de los medios de comunicación, no deja de ser la esencia de tender a elegir lo que otro elige.

Todos sabemos que existen miles de tiendas a las que se acude masivamente, aunque posean una calidad deplorable de indumentaria, y aunque salga  todo el mundo vestido igual. También están las otras de marca reconocida, cuyo precio es elevadísimo, justamente porque se ha popularizado que "lo más caro es lo mejor". Allí irán a conseguir su cucarda de oro, quienes tengan más dinero, y aunque tras las puertas exista la  la explotación de las personas, eso no será un factor a tomar en cuenta. Se habla mucho menos de esto último, que de la "distinción" que proporciona tener un reloj, una cartera o un vestido de la marca "tal".

Adoramos "pertenecer", y vamos donde todo el mundo va, en mayor o en menor medida. Y antes de pronunciar un "no", debiéramos pensarnos con una billetera muy abultada, o con una vacía: nos inclinamos por los lugares a los que masivamente la gente va por barato o por caro.

La publicidad se basa, -entre otras cosas-, en lo que ves en el video, y pone tu atención al servicio de determinadas personas, comercios, profesiones, y todo aquello de lo cual se quiere crear una necesidad.
La política, el comercio, y todo aquello que se pueda vender como servicio, -incluso la medicina-, utiliza este  principio, obteniendo la adhesión y las ganancias más abultadas, obligando a pensar que si lo hace la mayoría, es porque está bien. Por supuesto, a esto deberíamos asociar la inestimable colaboración de los recursos de la publicidad subliminal, más el fenómeno de repetición, por lo cual la mentira más grande, queda como verdad.
El hombre nunca pierde la capacidad de imitar, y es lo que siempre hizo para poder sentirse grande.
Pero eso será tema para otro artículo...





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