lunes, 21 de enero de 2013

CONSCIENCIA Y SOMBRAS. -por Gabriela Borraccetti-

El péndulo de la mente alterna entre sentido y sinsentido, no entre el bien y el mal. C. G. Jung


La consciencia es aquello que conocemos, aquello para lo cual no debemos hacer ningún recorrido mental, más que apelar a nuestra memoria, a nuestros sentidos, y a todo lo que resulte de nuestro razonamiento, deducciones y demás procesos mentales que incluso automáticamente, pueden  llevamos a destino durante el día. Todos sabemos como llegar a nuestro hogar, a nuestro trabajo y a la casa de nuestros parientes, y para ello no hace falta sentarnos en ningún lugar a hacer cadenas asociativas, y ni a tratar de interpretar las señales del tiempo como para saber si quiera a donde está el norte, el sur, el este y el oeste. Sin embargo ser plenamente CONSCIENTES, implicaría recurrir a hurgar en nuestras sombras; en ese sitio que es como un cuarto sin luz en el que siempre hay actividad y que pareciera, entre otras cosas, habitado por fantasmas y memorias mucho más intrincadas e incluso arcaicas, que no están disponibles para nosotros con un simple chasquido de dedos. La  complejidad de aquello que se halla en penumbras dentro de nosotros mismos, tiene la característica de ser algo así como un pez de las profundidades; huidizo y renuente por completo a ser "pescado" con una sencilla carnada; aunque la creencia popular haya tomado como válido que un pequeño esfuerzo o reflexión basta y sobra como para itnerpretar cualquiera de sus productos; sobre todo, los enigmáticos sueños que pueblan el momento en que dejamos al menos parcialmente de lado, a nuestro vigía conciente.  En el cuarto de la sombra, y en contraposición a la claridad de la Consciencia, está lo Inconsciente, aquello que a lo que solo podemos acceder de la mano de quien reconozca sus huellas imperceptibles en nuestras palabras, relatos, frases, sueños, chistes, actos fallidos y productos oníricos. Sólo podrá ser hábil en los descubrimientos, aquel psicoanalista que ponga en la base de su edificio teórico pero sobre todo práctico, la existencia de aquel sitio oscuro que descubrió en una instancia Freud; y que más tarde tuvo un alcance mayor y abarcativo de la mano de Jung, y nadie estará más lejos de hallar un tesoro ocuto real, que aquellos que hagan gala de interpretaciones fuera de contexto analítico, sin más conocimiento que los frutos de su propia imaginación y proyecciones inconscientes.
En síntesis, somos la combinación de luces y sombras a las que podremos acceder de la mano de un Otro, cuyo único deseo es la búsqueda de una verdad que por lo pronto, suele no ser accesible.
Quien tenga la intención de hacerse más CONSCIENTE, deberá como primera medida, admitir la existencia de algo que lo habita en calidad de incognoscible; siendo la frase socrática de "Sólo sé que no sé nada",  un mantra que repetirá cuanto más se conozca.

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