viernes, 8 de junio de 2018

CON PERDÓN DE LOS LOCOS

Así como un ser humano va de renacuajo a bípedo desde su desarrollo intrauterino hasta que sale de él, evoluciona también el dibujo y su inteligencia. De hecho es un observable que en principio, todo en el papel, parece "renacuajizado" y luego las cosas van tomando una forma identificable. Eso habla de la evolución de la inteligencia, de la apreciación de luces y sombras, de la capacidad de simbolizar, observar y ver la vida.
Renacuajo: la evolución del dibujo de la figura humana
pasa por el estadío del "renacuajo": una cabeza con patas 
unidimensionales.

Esto no quiere decir que los que aprender a pintar y dibujar, sean seres superiores. No. De hecho, los que son seres totalmente individualizables, son aquellos que encuentran un estilo, no un modo fantástico de dibujar.

Recuerdo que cuando yo era pibita, el mundo no me importaba en lo más mínimo, puesto que lo que me afectaba a modo superficial y pasajero, era ver a alguien sin techo, pero como eso me daba miedo, la escena pasaba a ser una foto pasajera que se alejaba con un "por favor Dios, que a mi familia nunca le pase". Ese hombre algo habrá hecho por estar ahí. 

Artísticamente estaba en la etapa de renacuajo,  mi inteligencia era instintiva y reaccionaba retrayéndose ante lo desconocido.

Pasaron los años y empecé a dibujar un poco mejor. Entonces, ver a un pobre, a alguien abandonado o loco, me llevaba a pensar en el frío y el abandono. No obstante, no era mi responsabilidad. No había que acercarse simplemente porque eso era un desconocido. Alguien que no fuera yo, podría hacer algo.


Años más tarde, ya se podían distinguir mejor mis trazos. Por ej. en la figura humana, -aunque con algunas desproporciones como ojos muy grandes y vigilantes-, ya no cabían dudas de que era lo que quería retratar. Medio enclenque y más parecido a un accidente de Picasso que a un dibujo más o menos bien hecho, empecé a preguntar acerca del por qué de la situación de calle. Quien era responsable?. Y a donde está Dios?. No me enseñaron que la caridad y la mar en coche? Como la iglesia no los saca de allí y en cambio cierra sus puertas?. Obvio, terminé peleada con Dios.

Se me ensancharon las caderas, me crecieron otras partes del cuerpo y dibujé mejor, mi arquitectura interna y mi visión de las cosas, iban también ensanchándose. Ya no me parecía que la existencia de un todopoderoso fuera a dar soluciones. Al contrario. Los responsables somos nosotros, -me dije-; y fué allí donde entre otras cosas me llamaron "zurda".
Busqué zurda en el diccionario porque no entendía que era eso. Lo busqué como había buscado "temor" de dios, -para saber si a dios había que tenerle miedo- y había buscado "amor", para entender como si él era todo amor, había que tenerle miedo. Digamos que el diccionario me salvaba de creer que estaba loca o era idiota; pero zurda definía cosas que no me parecían mal, el problema era que no relacionaba eso con pensar que todos debíamos hacernos cargo de la gente que no estaba bien.

Pasaron los años y ya empecé a solidarizarme, a tender una mano, a dejar de creer que todo lo tenía que hacer otro, que yo algo tenía que ver en todo eso. Dibujar, dibujaba mejor y supongo que el dejar de tener culpa por tener deseos sexuales y encuentros de esa índole sin pensar en satanás, me dejaba más firme el lápiz y las ideas más claras. Mi cuerpo no era una caja de pecado sino de sentidos para disfrutar y políticamente me había distanciado de los pensamientos de la familia. Los milicos no me parecieron nuca piolas, menem tampoco y el hambre venía siempre del mismo lugar. Nada muy difícil de dilucidar cuando uno vió pasar por lo menos dos gobiernos con una mirada algo atenta.

Para ese entonces, tenía claro que Neustadt era un pelotudo, pero en mi casa lo aplaudían. Llegó la facultad, -salí con que quería estudiar psicología-, y ahí todo se fué por los aires: los profesores de filosofía me habían "infectado" el mate. Me llevaban a cuestionarlo todo y terminé por ser vista como un "virus", un cuerpo extraño con ideas raras. Como era posible que con mi edad, estuviese cuestionando a los periodistas tan informados y sabihondos de la televisión?. 

Mis dibujos, iban mejorando, pero no ya por lo perfectos, sino porque empezaban a tener un sello. Si alguien veía uno, no podía identificar si eran de derecha o de izquierda, -con qué mano los había dibujado-. Tampoco podían decir si  eran preciosos o feos. Según quien los viera, pasaban de ser bonitos a horribles. Así que ahí supe que eran reconocibles como míos. Cuando nadie puede ubicarte en un casillero, es porque entrás únicamente en el tuyo.  

El tiempo siguió pasando y aún no me parecía que lo "mío" fuera algo tan genial como para una exposición, no solo de arte, sino de discurso, de libros o  de saberes, hasta que un día, sin preguntarme demasiado, me decidí a colgar los cuadros en mi casa. Luego colgué mis artículos en internet y ahora le hablo a Ud. y le pregunto: Ud. se anima?. Que hace con lo que piensa?. Cuestiona? Dibuja renacuajos o dibuja ya algo reconocible como suyo?

No pienso como pensaba a los 5. Eso no es grandioso, pero es más de lo que algunos han logrado, sobre todo cuando vemos y escuchamos a muchos dirigentes que parecen no haber buscado jamás, -ni encontrado-, el significado de la palabra temor, ni amor, ni Dios. Solo se ciñeron al piso, a lo que reditúa y eso los hizo "inteligentes". Sacaron las notas necesarias para pasar de grado repitiendo lo que le dijeron primero en la casa, luego en la escuela y luego en los medios. No desarrollaron arte alguno, no se dirigen al otro cuando hablan y siguen viendo en el harapiento de la calle al leproso, al virus, al despojo del que hay que huir. Esos a los que nunca "les tiembla el pulso" tienen certezas. Están seguros de que hay un solo camino. Dibujan mal. Muy mal, porque suelen tener problemas en la vista del alma. Y lo que no saben, es que tener certeza, es el síntoma principal de aquel a quien se llama "loco". 

Nada, eso quería decirle, por supuesto con perdón de los locos, esos que fueron encerrados por harapientos, posibles transmisores de alguna "infección" de las que tanto molestan y empañan el paisaje bello de los que no han podido dibujar jamás algo verdaderamente suyo, sino apenas y a lo sumo, un dinosaurio: renacuajo con cola y patas.



miércoles, 18 de abril de 2018

FUERA DEL MOLDE

Sonríe! la jeringa viene a pincharte!

A mí me lleva a escribir lo que veo, escucho o analizo. Y últimamente con más fuerza, veo desfilar ante mis ojos y gritar por todos lados, el tema de tratarse a sí mismo como si fuésemos un envase. Un frasco adornado con una serie de recetas para sentirnos bien, alcanzar la felicidad o ser "saludable".  Y el denominador común es el cuerpo.

Sin embargo, no se suele reparar en el hincapié y el encarnizamiento con que se pone el acento en el tema. Ya no queda gente que tenga siquiera un rollito, una arruga o un pelo fuera de lugar en televisión. Es cuestión de mirar un programa de hace unos años atrás, para ver como se pusieron a dieta unos cuantos conductores o periodistas, implantándose desde pelo, dientes, bótox que convierten a las caras en seres con trompa o cirugías que desfiguran en vez de configurar un todo armónico en espacio y tiempo.

Veamos uno de los miles de ejemplos que se pueden recolecta a partir de un caso simple pero bien gráfico.

Una señorita llega a consulta diciendo que está abandonada, que se ha dejado estar y que ha subido de 56 kilos a 90. Casi el doble de su peso inicial. Su descripción de sí misma es enteramente externa, -en teoría- y eso es el problema que refiere como motivo de consulta. Su extremada dejadez que le impide encontrar trabajo.

No obstante, con el correr de las sesiones, empieza a aparecer en las palabras otro tipo de abandono: el que no le pertenece al cuerpo, sino a aquél momento en que la dejaron sin ningún tipo de apoyo en un embarazo, luego sin apoyo en los estudios, más tarde cuando se notó su panza y la echaron del trabajo con el resultado de tener que empezar a comer harinas: fideos, cosas baratas y sobre todo, desesperación. El sub-texto resulta mucho más contundente que el texto: A donde estaría su futuro?. Y el de su hijo?. Como haría para darle de comer a él más allá de los meses de teta?.

Sus padres no le hablaban. De milagro la dejaron ocupar su habitación de soltera porque era su "culpa" haberse juntado en vez de haberse casado. Pero el abandono que sufrió fue social, amoroso, siendo el familiar un castigo que todos los días por cuestiones morales y religiosas, la hacían sentir "como de afuera", como una extraña.

De todo lo anterior no tomó nota. Pero sí de que los Jeans ya no le entraban. Eso le estaba impidiendo conseguir otro trabajo. Eso haría que nadie la admitiera siquiera en un local para repartir pizzas por las mesas. La culpa de todo lo que le estaba ocurriendo, la tenía "el abandono" que había hecho ella de su cuerpo.

En este caso, -exagerado para que se entienda de qué estoy hablando-, se puede ver claro hasta que punto nos lavan la cabeza. No hay una sola persona que no viva paranoica por la figur, por si tiene o no un rollito demás, llegando a ver en el espejo una masa amorfa y un monstruo tan solo por medio kilo o incluso estando por debajo del peso, convirtiéndose en balanza el modelito que quiso comprar en una casa de marca y no le entró.

El fantasma de la balanza no deja dormir, vivir, respirar, oler una flor, disfrutar, salir, formar parte, socializar. Si estoy gorda no voy!, dicen muchas, -sobre todo mujeres-, antes de ir a la reunión con los compañeros de secundaria. La vida se transforma en una cárcel en la cual el barrote de un jean es la puerta a la felicidad o la cárcel de la vida.

El argumento en defensa de tanta locura es la salud. Y no me diga que la gente que se muere es toda obesa. Los jugadores que mueren en mitad de un partido, o los que tienen un ACV arriba de un escenario y muchas figuras públicas que se van al cielo, no son todos seres con sobrepeso. Así que ese argumento, debería ir siendo por lo menos cuestionado, preguntándonos a quien le conviene que seamos todos fideos, parejitos y que entremos en un molde no solo mental sino físico.

Ud. realmente cree que consumir comida es lo único que Ud. hace para estar gordo? Probablemente lo que no nutra por el cuerpo, le falte por igual a su alma, que muerta de inanición de nutrientes afectivos, deambula en medio de una sociedad cada vez más narcisista que solo se mira al espejo y no mira alrededor.  

Coma sano! (y te cobran una fortuna un frasquito de un yogurth que el fabricante hace cada vez más chico para que le agradezcas encina la dosis mínima y el precio exhorbitante. No sea cosa de que comas demás!..., y él gane de menos. 

Asociar la salud al cuerpo es dejar al alma del lado de afuera, con la puerta cerrada y muerta de frío. Es mentira eso de que sano es joven, flaco y joven. Sano es amoroso, poco mambeado, menos neurótico. Y si los valores del colesterol le dan bien.

No obstante, todos los ítems en los que la sociedad de consumo basa su publicidad son:

Juventud
Delgadez-belleza
Sexo

Si hasta el Mr. Músculo, el detergente y la maldita lavandina o legía, se la venden al lado de un señor torneado que hace sonreir a la mujer que está limpiando el baño vestida como si fuese a salir a la calle o a buscar a su hijo a la escuela. Ni loca me pongo un jean y una blusa nueva para limpiar el inodoro!

En fin, hay que tratar de poner la palabra ABANDONO, REALIZACIÓN Y FELICIDAD, bastante lejos de joven, flaco, sexo y bello. a donde corresponde. Quizá uno se abandona cuando comienza a creer que la felicidad se viste, que la felicidad se compra en un gym, que la alegría reboza en un espejo que nos devuelve una imagen aprobada por el consenso y lejos de las arrugas que tanto tememos, despreciamos y dejamos de lado, (como si no las fuésemos a tener).

Si miramos un poco más allá de muestra nariz, vemos a los viejos arrumbados en geriátricos, cobrando lo justo para comprar una lechuga, Esos "trastos" que ya no entienden nada y son material sin emociones y sin nada que dar porque ya no se ponen ropa nueva ni se calientan en entrar en una pollera o un jean de moda. En la fila siguen los otros: los son "negros", "villeros", "pobres", "lesbianas", "feministas", "resentidas", "gordas", "feos", "abandonados",  "dejadas". Los que están fuera de cualquier "MOLDE", sin contar con los que caen bajo sospecha por elegir la soltería o se casan y no salen teniendo hijos al día siguiente.

Si somos lo que consumimos, y lo que consumimos es envases... , los psímbolos de lo que esto significa, los dejo libres para que Ud. los recoja con cada asociación.


domingo, 11 de marzo de 2018

LA FELICIDAD: un camino personal.

Recuerdo que hubo un tiempo, cuando era bastante más  joven, cuando alguien me pidió que recordara momentos felices de mi vida.

Fruncĺ los labios y el entrecejo mientras mis ojos daban vueltas apuntando a mi coronilla , aunque más no fuera para encontrar  un bosquejo de lo que pudiese ser considerado como memorable y dichoso.

No me cabía en la cabeza que no existiese en mis archivos experienciales,  registros ni viejos ni nuevos de algo que por lo menos, me hiciese arquear la comisura de los labios hacia arriba.

-No debería estar sucediendo esto, me dije. Y no sabía si el error estaba en mi apreciación de lo que era la felicidad o si realmente había tenido una vida muy dura, difícil o vana.

Pasaron los años y tomé como costumbre hacer el ejercicio de cada tanto dedicar un momento para hacer un repaso de felicidades atesoradas. Y en ese ejercitar, fui cambiando  sin darme cuenta, la definición de la felicidad, de la vida y sobre todo, la de mi misma.

Cuando en su momento había creído que no había existido ningún suceso merecedor de sonrisa, estuve en lo cierto. Por entonces, vivía pendiente de lo que dijesen y aprobasen los demás acerca de mi. Enteramente dedicada a que me quisieran antes que a querer, a ser admirada sin poder admirar a las figuras que se me presentaban como modelos, simplemente hasta archivar otro calificativo gris: el de  pesimista. 

Desde el pobre que moría en una cruz por la indiferencia del resto, pasando por las caras preocupadas de los adultos encerrados en rituales, me topaba a diario con el constante entierro de los deseos penados por la omnipotencia dios, descartados  por impracticables,  por utópicos, por imposibles y tontos, hasta tallar en piedra tal como se había hecho  con los mandamientos,  la seguridad de que todo lo que yo quisiese,  era un gran sinsentido para alguien tan poco inteligente y mal agradecido como yo.

Mis proyectos eran además poco ambiciosos, poco lucrativos y había que ir por la vida pensando en uno mismo para tener éxito. No era el arte una posibilidad: el trabajo tenía que doler y si no, ser hijo de un millonario.

Como si fuera poco, tener éxito era poseer los bolsillos llenos, ser aplaudido y ser amado por gente por la que no sentimos nada y mejor era ser amado que amar. Se sufría menos y uno era un gigante si rompía corazones.

 Eso era prueba de triunfo. Y ahí estaba yo, ya bien grandecita, durmiendo y tapando muñecos como intentando exorcizar y evadir un mundo que me parecía helado y lleno de impedimentos, rechazo y vacío  ¿Que podía recordar de bueno si todo lo que experimentaba era la lucha constante entre el afuera y mi  negativa a asistir a mi propio entierro?

Así que pensando siempre en lo terrible de morir sin un recuerdo bonito, tire al demonio todo lo que me habían hecho CREER, - obviamente sin querer-, acerca de las fórmulas para se feliz. Me ayudó el  animarme a desobedecer y en vez de morir en una oficina que odiaba para seguir la tradición de casarme, sería mejor pasar de largo e ir a la Universidad y al diván, para saber si me estaba volviendo loca o ya lo estaba y debía recuperar cordura.

Allí salieron como fantasmas, los colgajos de los guiones que se me habían hecho carne. De a poco, comencé a arrancarme  pedazos de una seguridad ficticia y de temores ancestrales. Me quité varias veces el corsé expresivo y el mote de tonta.

Fuera del consultorio, me quité el pecado, el miedo, el poder sin autoridad, el machismo, la autodescalificacion, los cliché,, la obediencia ciega, los prototipos, el terror de fallar, la parálisis del que aspira a la perfección, la ropa y el silencio.

Empecé a tener recuerdos. Pero no eran como los había imaginado: llenos de mariposas y luciérnagas, aplausos y miradas. Eran y son, cada vez más simples:

El segundo en que vi una estrella fugaz
Cuando vi a mi perra por primera vez
La flor naranja de mi jardin
El momento en que me di cuenta que ya no tenía pesadillas
El paisaje del mar, los cerros y una nube rara
La.luz que se encendió misteriosamente cuando pedí una señal
El regalo de encontrar a quien admirar
Y junto con eso, descubrir que el amor tiene mucho de admirar
Y poco de desmayos y suspiros.

En fin, descubrí que hay chispas, instantes, experiencias que se definen en un contexto mayor, que es el de encontrarse consigo mismo.

Te deseo el mejor de tus caminos: el tuyo.



viernes, 9 de marzo de 2018

QUE ES SER ESPIURITUAL

Si mencionamos o escuchamos la palabra ESPÍRITU/ESPIRITUAL/ESPIRITUALIDAD, lo primero que se nos asoma a la mente, es algo así como la imagen de un humito con forma de fantasma, una túnica, un halo, velas, un sahumador, un hombre barbudo o una señora con un punto en el entrecejo vestida preferiblemente con ropa hindú. A eso se le puede agregar cuadros de mandalas, cursos de milagros, gemas, un ambiente silencioso, el susurro como modo de comunicación, alfombra, pies descalzos y la música oriental. 

En fin, todos esos objetos de consumo que se pueden adquirir en cualquier tienda y que incluso se encuentran en los escaparates de los mismos negocios que venden objetos de magia negra.  

Ni se suele reparar en que decir "espíritu", tiene todo lo que de intangible y abstracto pueda existir. Lo "invisible2.

Espiritual es una acción constante en un sentido totalmente desapegado de resultados palpables pero sí destinados a producir sentido,  es un modo de vivir, un modo de balancear y valorar las cosas de esta vida. Espiritual es un modo de pensar, pero no un atuendo, no un sahumador ni un mantra. Todo eso se vende, se toca, se ve, se aprende o se compra. Pero espiritual es más bien empezar por estar por fuera de la forma, por fuera de lo visible, por fuera de lo que se consume, se usa o adquiere. 

De nada sirve un curso de milagros, ni aceites para untar, ni estatuitas de budas, elefantes de la suerte y angelitos para colgar. Las personas espirituales no se encuentran todas barbudas con túnicas. Es más, pueden estar vestidas con lo que todos visten, desprovistas simplemente de cantidades industriales de ropa para lucir modelo todos los días y con un temple que no necesariamente suene a agua que cae entre las piedras. 

Las personas espirituales incluso podrían tener un carácter de mierda, pero ser solidarias ante el abandono, ante el hambre, ante lo injusto, pero eso no las hace espirituales de por sí, puesto que su inteligencia apunta a ver por detrás de todo eso. Las personas espirituales comparten lo que tienen en su ropero, en su billetera, en su corazón. Riegan y derraman lo que tienen, lo piden, lo buscan, hacen en pro de un prójimo de forma anónima y da aún si no tienen nada. A su lado se siente la dimensión de lo que es verdadero. Y no hace falta disfrazarse con ropas de otra cultura para ser lo que se es. Espiritual sería casi en síntesis, eso: ser quien se es. O no fue Cristo el que dijo "soy el que soy?". Que creen que quiso decir con ello?

Por lo general, creemos que hay una fórmula muy nítida para alcanzar iluminación, cuando iluminarse no es más que poner a la luz lo que está oscuro, pero sobre todo, aceptar esa oscuridad como parte de nosotros. Y ojo, se nota cuando lo decimos de la boca para afuera. 

Las personas espirituales son las primeras en aceptar que han tenido vanidad, envidia, deseos, apegos y todos los defectos de la humanidad, pero el haberlos visto, les ha servido para corregirse y no para desterrar todo lo negro que cabe adentro de cualquier alma y decir "soy blanco, totalmente blanco", mientras arrastra su túnica por el suelo levantándola para que no se ensucie. En ese caso, solo cuida el merchandising.

Siempre que veo esas fotos de portada o de perfil con lucecitas y brillitos, siento escozor. No me acercaría ni loca a hacer una consulta allí. De ningún tipo. Menos si la persona es médica, tarotista, maga o se proclama sanadora de cualquier cosa. Los egos gigantes no me dan seguridad y alguien que disfraza su foto, -o directamente la cambia por un dibujito de determinadas características-, no se muestra nunca tal cual es. Es una caricatura de lo que quiere ser porque en el fondo, se desprecia.

La persona espiritual vive lo que predica y se ama a sí misma. Quien no se ama, jamás puede dar lo que no tiene por su ser: ni respeto, ni protección ni cuidado. 

Para dar una fórmula general, no hay nada de este mundo que le cree dependencia. No le interesan las cosas que se valoran mundanamente: ni el auto que se tenga, ni la ropa que se esté de moda, ni lo que todos vayan a ver o lean, la apariencia física, la aceptación de los demás, las carreras, los títulos nobiliarios, los cargos. No les interesa hablar todo el día ni escuchar todo el día. No son los paños de lágrima del resto ni la alfombra de los pies ajenos. Te puede lavar los pies, pero no se rendirá ante los de nadie. Tampoco son los que toleran cualquier cosa calladitos la boca. Suelen tener agrado por la gente sencilla, lo cual no es lo mismo que decir gente pobre, ni rica, ni nada. Sencilla: que no anda alardeando ni luciendo, ni en pose, ni con interés de que todos sepan de su trabajo, de sus éxitos, de sus logros, de lo que le pasó en el juanete al primo o al hermano.

La gente espiritual no anda en detalles, no distingue a los demás según las categorías por las que se suele dividir a la gente. Para la gente espiritual existen seres evolucionados o no tanto. Gente que sabe quien aún está en estado rebaño, justamente porque allí estuvieron alguna vez. En fin, la gente espiritual está fuera de todo, pero se mantiene adentro para poder empujar al mundo a mejorar. 

sábado, 3 de marzo de 2018

LA GENTE QUE (me) ENCANTA!

Me gusta la gente que no sabe ni lo que llevo puesto, aunque debo admitir que con los años, se me ha dado por liberarme de lo estrictamente formal o aferrado a la moda en diseño, color y modelo para la edad. Eso parece que convoca las miradas, justo al revés de lo que en otro momento, vistiendo como todos, quería atraer, aunque ahora sea por vieja zarpada.

Hoy puedo ponerme una capelina si me place o un poncho de seda lleno de los colores que se le ponen a los grafittis de la calle. Peso muchos más kilos que los que me preocupaba engordar y eso no me priva todavía de un postre, aunque me tenga que cuidar al menos para no sumar.

Soy mucho más selectiva de mis amistades, de mi entorno, de la gente a la que le enseño o no le enseño algo. Creo que es una responsabilidad elegir a quienes brindar un conocimiento que debe ser asentado sobre una base humana y no mercantil. Y eso se nota a dos millones de años luz. No me interesa ganar dinero formando mercaderes cuando se necesita alguien con vocación para ayudar y sanar. Para matricular banqueros de lo humano, está la universidad . Allí cualquiera que estudia, aprueba y está bien que así sea. Pero no soy una institución, soy mi decisión.

Me encanta la gente que se despega de los moldes y que por despegada, no se cree revolucionaria ni una excepción, que no hace bandera de quien es, sino que es. Que no chusmea, que no mira de reojo si le queda la pilcha mejor que al que pasa de frente y que no mide y especula con el "si te doy tanto, voy a recibir tanto o sé que me vas a favorecer en..."

Me encanta la gente que abre el corazón a quien no conoce, la que dice y hace, la que no promete sino que cumple.

Adoro a la gente sin vueltas, sin falsa humildad ni hipocresía o que finge bienestar y superación cuando se le ve todo lo contrario en cada gesto y en cada pose.

Admiro a los que se equivocan por exceso de dar y no de guardar, por generosos y confiados que están lejos de los que yerran por egoístas y egocéntricos.

Me encanta el que se sabe único pero no por ello se agranda, -una especie de rara avis que se encuentra como una aguja en un pajar-, la gente que no duda de lo que soporta, que se critica con justicia los defectos pero que con el mismo orgullo, conoce sus virtudes y no las esconde.

En definitiva, me gusta la gente que no tiene miedo de ser quien es, que no espera ser aceptada por todos, gustada por todos, bienvenida en todos lados. Megustan los que muchos llaman locos, pero que sin embargo, nos invitan a aflojarnos los tornillos de las paredes que se construyen en una sociedad que tiene mucho de consumo y poco de humano. -Gabriela Borraccetti-

lunes, 8 de enero de 2018

RECETAS PARA LA FELICIDAD

Solemos dar muchas explicaciones a nuestra infelicidad:
-que no tenemos la pareja que queremos,
-que no tenemos el trabajo que queremos,
-que tenemos problemas con nuestras familias,
-que los golpes de la vida,

y así una larga lista de dolencias frecuentes en una u otra medida en la vida de los que transitamos por esta Tierra.

Desde las series de cine, sobre todo las de tipo "novela", se nos empuja a creer que todo va a terminar bien simplemente esperando que sea el otro el que un día cambie o un accidente le haga comprender la realidad, o de ultima, que el destino ponga a la justicia de nuestro favor por arte de magia y nos reconozca como héroes y vencedores del mal y la injusticia.

A través de estos lavajes de cerebro, aprendemos a llevar una vida mediocre en la que damos por sentado que como los personajes de todo lo que vemos en la gran pantalla, los problemas son a la vida, lo que la sal a la comida. Pero hay gente que no puede comer tanta sal ni tolerarla y entra a buscar recetas ajustadas a su necesidad.

Son las menos, pero las hay.

Nos dan a todos la misma fórmula para vivir: ser exitosos en la carrera, el amor, un bello cuerpo y mucho dinero. 4 cosas que uno comenzaría a tener a partir del consumo: salir a todas partes, de vacaciones, comprando la mejor ropa, yendo al gym para estar en forma y así ser atrayente, comprar todas las cremas anti -lo- que- sea que haya, contar con un sinnúmero de amigos superficiales a los que no poder contarles lo vacíos que nos sentimos y una cantidad de ME GUSTA por los que algunos llegan a pagar.

Ser vistos o aplaudidos y aprobados por el otro, -empezando por los padres-, es TODO lo que en teoría podemos hacer para que nos elijan y la vida nos coloque en el podio de alguna vidriera en la que  el éxito nos aplauda sin hacer nada más que perseguir lo que nos dicen que es el camino a la felicidad. Cualquiera de esas vías propuestas por la sociedad y la cultura que hemos creado y aceptado como LA VERDAD, es aceptada como fórmula infalible. Y ni nos damos cuenta de hasta que punto!.

Sin embargo, en esta profesión que tengo, no dejo de observar que la mayoría ha metido ganas a aquello que jamás amó, -pareja, profesión, lo que fuere-, anoto una y otra vez a gente que deja los bofes en la máquina de abdominales y habla de salud cuando tiene una vida profundamente infeliz, que trabaja de gerente de no sé donde y muere de stress, o que es estrella de algún medio y se siente don nadie.

La última de las calamidades es pagar para que te den más ME GUSTA. Pero eso ni siquiera nos hace reaccionar para reconocer el punto de vacío en el que estamos y que hemos incorporado como lugar de destaque.

Lo que aquí escribo lo saben quienes lo han pasado y pudieron renunciar a sus anteriores aspiraciones para verlas como reales estupideces. Los que se animaron a dar el paso hacia sí mismos, reconocen que NADA  de estos recetarios les brindó felicidad. Quienes vivieron atados a su cuerpo, su fama, su reconocimiento, su "podio artificial",  no tuvieron nunca más que el efímero placer que el de verse reflejado en el espejo de la mirada de otro. Detrás de eso, el vacío de estar íntimamente solos.

Así, -y para no abundar con la larga lista de fallos en el formulario que llenamos para tener una happy life-, la vida no nos cierra porque la cosa no está en concurrir a las fiestas y los ritos en el pelotero, el cumpleaños, la navidad, el desfile, el after, las vacaciones y cualquier tipo de "happenning". Adquirir modismos, despreciar el propio idioma, la propia gracia, los propios atributos, rasgos, carácter, nariz, gustos, sensibilidad, grado de ira, enojos, respuestas naturales, muestras de disgusto y evitar desobediencias necesarias para adquirir libertad, nos fueron enjaulando en una caja en la que gana quien puede comprar una vida en vez de vivirla.

Nos peleamos con los demás para tener razón, culpamos al mundo de las injusticias y después señalamos los fallos del otro sin hacer mea culpa acerca de cuanto hemos colaborados para que algo nos suceda o haya reventado la vida a otro. Encontramos muchas justificaciones para nosotros, pocas para los demás. Y todo eso porque no somos conscientes de verdad ni en todo momento. Algo que por cierto también sería una utopía, pero sí se puede balancear si de vez en cuando nos mirásemos la cara oculta, esa que es un poco miserable y que todos llevamos dentro.

Se necesita de mucho valor para ser uno mismo, ser igual del derecho que del revés. Eso es mucho más valioso que llegar a ser millonario!!! Piénselo al menos!.

El mismo caso pero a la inversa es el del que se dedica 100%  a los demás para ser querido, se coloca en último lugar y espera llegar primero. No hay más que estas dos vías como para granjearse la infelicidad. De un extremo al otro, de la new age al egotismo, hay una gama intermedia que como siempre, se conforma con salud, dinero y amor.

Claro, uno cree saber quien es y que quiere: "quiero un buen auto, una casa, un buen trabajo, una buena pareja y con eso, ya me conformo". El problema es que si TODOS repetimos la misma receta, es porque algo está fallando: COMO A PERSONAS DIFERENTES, CON DIFERENTES GUSTOS, FORMAS DE SER O CARACTERES, se les generan las mismas espectativas?. Y lo peor es que ni eso nos deja ver que nuestros cerebros están lavados.

Para todos tiene que ser bueno...el yoga, la dieta vegana, la crema antiarrugas o cualquier cosa que se PONGA DE MODA, sin decir con esto que alguna de estas disciplinas sea mala en sí. Lo que es malo es cargar en ellas el secreto de la happy and wonderfull life. Felicidad enlatada para la venta y el consumo de la "autosuperación". A nadie se le da por pensar de que su camino no es el que otro transitó. Todos tratan de seguir recetas y ese sí señores, ES EL PROBLEMA DE LA INFELICIDAD.

La eterna espera del dinero que no llega nos hace meter la pata hasta la yugular porque hasta votamos pensando en que si lo que nos prometen es dinero, ahí vamos!.

No nos importa si queremos vivir siendo artistas. No nos interesa si somos sensibles y no hay un lugar para un alma de ese estilo en un mundo cuyo dios tiene la cara del dólar. No se nos cruza por la cabeza que sentarse a conversar con otro de cosas que tengan sentido, es mucho más pleno que plantarse en una mesa cada uno con su celular.

No pensamos que quizá nosotros no seamos proclives a tener pareja. Ni se nos ocurre evaluar en muchos casos si realmente nos interesaría ser gerentes de algún lugar. Solo aspiramos a las carnadas que como peces, perseguimos para ser pescados y sacados del agua.

Envidiamos al que vemos todo el día de fiesta, pero jamás imaginamos la soledad que siente porque tanto él que puede consumir como Ud. que no puede, padecen del mismo desencanto.

Sabe Ud. que sucede?: TODOS olvidan ser quienes son. Todos siguen patrones que nos alimentan TODO EL DÍA por vías que creemos que ni nos tocan ni nos influyen. Pero si Ud. es infeliz en algún sentido, sepa que es esclavo de ese juego como así también del juicio ajeno.

Tememos que alguien nos escuche gritar o plantarse en la cola del banco o del super para reclamar nuestro tiempo a los que se erigen en nuestros amos. Ni se nos ocurre carajear al médico porque nos deja en su sala de espera como si fuéramos muñecos sin vida, dispuestos a dejarlo todo para que nos atienda el dios de guardapolvo blanco. No se nos ocurre que tenemos un valor, una autoridad, una forma de ser. Solo leemos por todos lados que hay que ser políticamente correcto y no tomar nada en serio porque eso te da paz.

El silencio, callar el dolor que te causa que otro te pise el pié te da paz?. Por favor!

De verdad te da paz gritar en silencio hasta que se dignen a atender tu dolorque en una guardia médica?. NO. Pero te callás. De verdad te da felicidad un vestido nuevo?. No, pero lo pasas por alto. De verdad te creés más importante porque te pusiero más "me gusta" en una publicación"?. SÍ, pero te das cuenta de que no te dió felicidad.  De verdad te pensás un triunfador porque tuviste sexo con 700 en un día y vivís una vida sin verdadera compañía?. Ni lo querés pensar. Por ahí mejor te tomas un lexotanil.  De verdad pensás que pagar los impuestos es la meta de tu vida?. No, pero te deja tranquilo de que la "autoridad" tenga un motivo menos para encerrarte.

Van Gogh, Mozzart, Beethoven y una larga lista de genios con una vida bastante difícil, han tenido solo una cosa cuando la vida les pasaba terribles facturas: han tenido su fórmula secreta, su "hobby", -eso que en esta sociedad se desprecia porque es la amenaza más grande que puede encontrarse para el consumo-, y que está bien cercana al corazón. Tener una vocación o el deseo irrefrenable de hacer algo en concreto, tener las ganas de poner afuera lo que uno es por dentro, ser creadores de verdad, es haber llegado a conocer que es lo que somos, que queremos, que es lo que más nos importa,

Ya no necesitamos compañía como chupetes, alcohol para escapar, drogas para irnos lejos. No necesitamos viajar al otro lado del mundo para sentirnos gente de mundo. Podemos vivir en un cuadrado que allí colocaremos nuestro propio atril.

Parece muy tonto o muy fácil. Pero cuando pasás por el infierno y te quitan toda la bijou, los anillos de oro, la casa, el dinero, la familia, los hijos, la crema anti age, las cámaras de televisión o lo que sea que creas que has logrado para estar en alguna vidriera, queda algo inamovible que NADIE puede quirtarte. A ese "Algo", se llega después de todo el despojo al que la vida nos somete hasta que no nos vemos por dentro y nos prestamos atención.

Ya deja de importar si al otro le gusta mi carácter o no. Ya interesa un bledo si mi cuadro es considerado un objeto de exposición. Ya se cae la espectativa de gustar a todos y resulta mucho más eficaz el saberse poseedor de tal o cual gusto/don/modo de ser/carácter que puede encajar mucho, poco o nada en el mundo en que vivimos. Pero sabemos quienes somos. No nos mueve cualquier tormenta, ni nos mata la soledad. Tampoco nos preocupa no tener el romance que vemos en la tele ni esperamos que sea el destino el que nos salve: nos salvamos nosotros porque hemos comenzado a desobedecer al molde. Empezamos a conocernos.

Despertar no es abrir los ojos a otra realidad, sino cerrarlos para mirar por dentro.

Quiere ser feliz?: DESPIERTE, SEA QUIEN ES UD., VAYA POR LA VIDA QUE UD. QUIERE aunque todo y todos le digan que esto es una utopía. No lo descalifique, no lo calcifique, no lo desprecie, porque lo que Ud. desprecia de sí, lo desprecian los demás. 

miércoles, 20 de diciembre de 2017

LOS CORDELOBOS Y TÚ

Nanina vivía con el lobo. Y el lobo tenía disfraz de corderito. Años se pasó dudando si eso que veía, era lobo o cordero, si era ella la que veía mal o si tenía un grave problema de discernimiento. Intentaba entender, razonar, deducir, inducir, caluclar, hacer estadísticas que le informaran que cosas podrían haber sucedido para que también, ella no estuviese confundida sino que el bicho no fuera ni lobo ni cordero sino cordelobo.

Seguramente el cordelobo, desarrolló una doble personalidad de la que se agarraba según la conveniencia. Cuando quería ser víctima, sus rulos blancos y suaves se mojaban de llanto y hacían sentir culpable a Nanina. Perocuando ts las quería hacer pagar, -por esas afrentas que la gente dual tiene y se crea pensando que se las ha creado el otro-, bajo los esponjosos ricitos blando y suaves, afilaba sus colmillos ocultamente relucientes.

Los años pasaron y Nanina vivió noches sin dormir pensando en como algo tan sencillo no podía entenderse. Habló con el lobo cuando lo veía lobo, habló con el cordero, intercambió con el dordelobo y nunca llegó a buen puerto. Todo lo que intentaba, le salía tan mal que se terminaba lastimando a sí misma por no saber a que clase de bicho se enfrentba.

Un día, cansada de llevar tantas heridas en el alma, supo que había que enfocarse en lo que sentía. Eso le había dicho que era egoísmo, pero el dolor era tan grande, que había que empezar a pensar en ser egoísta. Comenzaba a darse cuenta que eso era el cordelobo y temió convertirse en un especímen de semejante especia. Pero sabía que tantos años de esfuerzo por comprender, no los gasta un cordelobo por nadie.

Los cordelobos tienen certezas. Las Naninas dudan Y la duda puede volverlas mucho más grandes al final.

En síntesis, Nanina empezó a entender que lo que sentía, era lo único real, porque si uno no le da entidad de real a lo que siente, simplemente va cambiando de forma con cada pensamiento nuevo que tiene y mientras tanto se deja moldear como una plastililna a la que un día halagan y al otro pizan. El enojo se mezcla con el mal amor, lo bueno con lo destructivo y todo se convierte en un caos del en el que luego uno se pierde.

En un mundo donde se vive en la cabeza, tomamos corderos por leones, leones por lobos, osos por venados, yacarés por Pumas. Explícitamente tenemos confundido todo porque principalmente no nos conocemos a nosotros mismos. Nos deformamos porque nos enseñan a pensar. Pero a sentir y a dar lugar a lo que uno capta a través de sus radaderes, es como ser un pitecantropus.

Esperamos que sea el otro el que nos entienda, cuando no somos capaces de comprender que la única verdad es la que sentimos y no la que nos dicen que tenemos que sentir.

La infelicidad no es ser emocional. La infelicidad es ser cualquiera que se te cruce y te aconseje, cualquiera que te de una explicación según sus ojos, un remedio según su dolor, cualquiera que antes de hablar, no sienta tu dolor.

El fracaso no es otro que ser otro. No lo olvides