viernes, 8 de junio de 2018

CON PERDÓN DE LOS LOCOS

Así como un ser humano va de renacuajo a bípedo desde su desarrollo intrauterino hasta que sale de él, evoluciona también el dibujo y su inteligencia. De hecho es un observable que en principio, todo en el papel, parece "renacuajizado" y luego las cosas van tomando una forma identificable. Eso habla de la evolución de la inteligencia, de la apreciación de luces y sombras, de la capacidad de simbolizar, observar y ver la vida.
Renacuajo: la evolución del dibujo de la figura humana
pasa por el estadío del "renacuajo": una cabeza con patas 
unidimensionales.

Esto no quiere decir que los que aprender a pintar y dibujar, sean seres superiores. No. De hecho, los que son seres totalmente individualizables, son aquellos que encuentran un estilo, no un modo fantástico de dibujar.

Recuerdo que cuando yo era pibita, el mundo no me importaba en lo más mínimo, puesto que lo que me afectaba a modo superficial y pasajero, era ver a alguien sin techo, pero como eso me daba miedo, la escena pasaba a ser una foto pasajera que se alejaba con un "por favor Dios, que a mi familia nunca le pase". Ese hombre algo habrá hecho por estar ahí. 

Artísticamente estaba en la etapa de renacuajo,  mi inteligencia era instintiva y reaccionaba retrayéndose ante lo desconocido.

Pasaron los años y empecé a dibujar un poco mejor. Entonces, ver a un pobre, a alguien abandonado o loco, me llevaba a pensar en el frío y el abandono. No obstante, no era mi responsabilidad. No había que acercarse simplemente porque eso era un desconocido. Alguien que no fuera yo, podría hacer algo.


Años más tarde, ya se podían distinguir mejor mis trazos. Por ej. en la figura humana, -aunque con algunas desproporciones como ojos muy grandes y vigilantes-, ya no cabían dudas de que era lo que quería retratar. Medio enclenque y más parecido a un accidente de Picasso que a un dibujo más o menos bien hecho, empecé a preguntar acerca del por qué de la situación de calle. Quien era responsable?. Y a donde está Dios?. No me enseñaron que la caridad y la mar en coche? Como la iglesia no los saca de allí y en cambio cierra sus puertas?. Obvio, terminé peleada con Dios.

Se me ensancharon las caderas, me crecieron otras partes del cuerpo y dibujé mejor, mi arquitectura interna y mi visión de las cosas, iban también ensanchándose. Ya no me parecía que la existencia de un todopoderoso fuera a dar soluciones. Al contrario. Los responsables somos nosotros, -me dije-; y fué allí donde entre otras cosas me llamaron "zurda".
Busqué zurda en el diccionario porque no entendía que era eso. Lo busqué como había buscado "temor" de dios, -para saber si a dios había que tenerle miedo- y había buscado "amor", para entender como si él era todo amor, había que tenerle miedo. Digamos que el diccionario me salvaba de creer que estaba loca o era idiota; pero zurda definía cosas que no me parecían mal, el problema era que no relacionaba eso con pensar que todos debíamos hacernos cargo de la gente que no estaba bien.

Pasaron los años y ya empecé a solidarizarme, a tender una mano, a dejar de creer que todo lo tenía que hacer otro, que yo algo tenía que ver en todo eso. Dibujar, dibujaba mejor y supongo que el dejar de tener culpa por tener deseos sexuales y encuentros de esa índole sin pensar en satanás, me dejaba más firme el lápiz y las ideas más claras. Mi cuerpo no era una caja de pecado sino de sentidos para disfrutar y políticamente me había distanciado de los pensamientos de la familia. Los milicos no me parecieron nuca piolas, menem tampoco y el hambre venía siempre del mismo lugar. Nada muy difícil de dilucidar cuando uno vió pasar por lo menos dos gobiernos con una mirada algo atenta.

Para ese entonces, tenía claro que Neustadt era un pelotudo, pero en mi casa lo aplaudían. Llegó la facultad, -salí con que quería estudiar psicología-, y ahí todo se fué por los aires: los profesores de filosofía me habían "infectado" el mate. Me llevaban a cuestionarlo todo y terminé por ser vista como un "virus", un cuerpo extraño con ideas raras. Como era posible que con mi edad, estuviese cuestionando a los periodistas tan informados y sabihondos de la televisión?. 

Mis dibujos, iban mejorando, pero no ya por lo perfectos, sino porque empezaban a tener un sello. Si alguien veía uno, no podía identificar si eran de derecha o de izquierda, -con qué mano los había dibujado-. Tampoco podían decir si  eran preciosos o feos. Según quien los viera, pasaban de ser bonitos a horribles. Así que ahí supe que eran reconocibles como míos. Cuando nadie puede ubicarte en un casillero, es porque entrás únicamente en el tuyo.  

El tiempo siguió pasando y aún no me parecía que lo "mío" fuera algo tan genial como para una exposición, no solo de arte, sino de discurso, de libros o  de saberes, hasta que un día, sin preguntarme demasiado, me decidí a colgar los cuadros en mi casa. Luego colgué mis artículos en internet y ahora le hablo a Ud. y le pregunto: Ud. se anima?. Que hace con lo que piensa?. Cuestiona? Dibuja renacuajos o dibuja ya algo reconocible como suyo?

No pienso como pensaba a los 5. Eso no es grandioso, pero es más de lo que algunos han logrado, sobre todo cuando vemos y escuchamos a muchos dirigentes que parecen no haber buscado jamás, -ni encontrado-, el significado de la palabra temor, ni amor, ni Dios. Solo se ciñeron al piso, a lo que reditúa y eso los hizo "inteligentes". Sacaron las notas necesarias para pasar de grado repitiendo lo que le dijeron primero en la casa, luego en la escuela y luego en los medios. No desarrollaron arte alguno, no se dirigen al otro cuando hablan y siguen viendo en el harapiento de la calle al leproso, al virus, al despojo del que hay que huir. Esos a los que nunca "les tiembla el pulso" tienen certezas. Están seguros de que hay un solo camino. Dibujan mal. Muy mal, porque suelen tener problemas en la vista del alma. Y lo que no saben, es que tener certeza, es el síntoma principal de aquel a quien se llama "loco". 

Nada, eso quería decirle, por supuesto con perdón de los locos, esos que fueron encerrados por harapientos, posibles transmisores de alguna "infección" de las que tanto molestan y empañan el paisaje bello de los que no han podido dibujar jamás algo verdaderamente suyo, sino apenas y a lo sumo, un dinosaurio: renacuajo con cola y patas.



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