Nanina vivía con el lobo. Y el lobo tenía disfraz de corderito. Años se pasó dudando si eso que veía, era lobo o cordero, si era ella la que veía mal o si tenía un grave problema de discernimiento. Intentaba entender, razonar, deducir, inducir, caluclar, hacer estadísticas que le informaran que cosas podrían haber sucedido para que también, ella no estuviese confundida sino que el bicho no fuera ni lobo ni cordero sino cordelobo.
Seguramente el cordelobo, desarrolló una doble personalidad de la que se agarraba según la conveniencia. Cuando quería ser víctima, sus rulos blancos y suaves se mojaban de llanto y hacían sentir culpable a Nanina. Perocuando ts las quería hacer pagar, -por esas afrentas que la gente dual tiene y se crea pensando que se las ha creado el otro-, bajo los esponjosos ricitos blando y suaves, afilaba sus colmillos ocultamente relucientes.
Los años pasaron y Nanina vivió noches sin dormir pensando en como algo tan sencillo no podía entenderse. Habló con el lobo cuando lo veía lobo, habló con el cordero, intercambió con el dordelobo y nunca llegó a buen puerto. Todo lo que intentaba, le salía tan mal que se terminaba lastimando a sí misma por no saber a que clase de bicho se enfrentba.
Un día, cansada de llevar tantas heridas en el alma, supo que había que enfocarse en lo que sentía. Eso le había dicho que era egoísmo, pero el dolor era tan grande, que había que empezar a pensar en ser egoísta. Comenzaba a darse cuenta que eso era el cordelobo y temió convertirse en un especímen de semejante especia. Pero sabía que tantos años de esfuerzo por comprender, no los gasta un cordelobo por nadie.
Los cordelobos tienen certezas. Las Naninas dudan Y la duda puede volverlas mucho más grandes al final.
En síntesis, Nanina empezó a entender que lo que sentía, era lo único real, porque si uno no le da entidad de real a lo que siente, simplemente va cambiando de forma con cada pensamiento nuevo que tiene y mientras tanto se deja moldear como una plastililna a la que un día halagan y al otro pizan. El enojo se mezcla con el mal amor, lo bueno con lo destructivo y todo se convierte en un caos del en el que luego uno se pierde.
En un mundo donde se vive en la cabeza, tomamos corderos por leones, leones por lobos, osos por venados, yacarés por Pumas. Explícitamente tenemos confundido todo porque principalmente no nos conocemos a nosotros mismos. Nos deformamos porque nos enseñan a pensar. Pero a sentir y a dar lugar a lo que uno capta a través de sus radaderes, es como ser un pitecantropus.
Esperamos que sea el otro el que nos entienda, cuando no somos capaces de comprender que la única verdad es la que sentimos y no la que nos dicen que tenemos que sentir.
La infelicidad no es ser emocional. La infelicidad es ser cualquiera que se te cruce y te aconseje, cualquiera que te de una explicación según sus ojos, un remedio según su dolor, cualquiera que antes de hablar, no sienta tu dolor.
El fracaso no es otro que ser otro. No lo olvides
Los años pasaron y Nanina vivió noches sin dormir pensando en como algo tan sencillo no podía entenderse. Habló con el lobo cuando lo veía lobo, habló con el cordero, intercambió con el dordelobo y nunca llegó a buen puerto. Todo lo que intentaba, le salía tan mal que se terminaba lastimando a sí misma por no saber a que clase de bicho se enfrentba.
Un día, cansada de llevar tantas heridas en el alma, supo que había que enfocarse en lo que sentía. Eso le había dicho que era egoísmo, pero el dolor era tan grande, que había que empezar a pensar en ser egoísta. Comenzaba a darse cuenta que eso era el cordelobo y temió convertirse en un especímen de semejante especia. Pero sabía que tantos años de esfuerzo por comprender, no los gasta un cordelobo por nadie.
Los cordelobos tienen certezas. Las Naninas dudan Y la duda puede volverlas mucho más grandes al final.
En síntesis, Nanina empezó a entender que lo que sentía, era lo único real, porque si uno no le da entidad de real a lo que siente, simplemente va cambiando de forma con cada pensamiento nuevo que tiene y mientras tanto se deja moldear como una plastililna a la que un día halagan y al otro pizan. El enojo se mezcla con el mal amor, lo bueno con lo destructivo y todo se convierte en un caos del en el que luego uno se pierde.
En un mundo donde se vive en la cabeza, tomamos corderos por leones, leones por lobos, osos por venados, yacarés por Pumas. Explícitamente tenemos confundido todo porque principalmente no nos conocemos a nosotros mismos. Nos deformamos porque nos enseñan a pensar. Pero a sentir y a dar lugar a lo que uno capta a través de sus radaderes, es como ser un pitecantropus.
Esperamos que sea el otro el que nos entienda, cuando no somos capaces de comprender que la única verdad es la que sentimos y no la que nos dicen que tenemos que sentir.
La infelicidad no es ser emocional. La infelicidad es ser cualquiera que se te cruce y te aconseje, cualquiera que te de una explicación según sus ojos, un remedio según su dolor, cualquiera que antes de hablar, no sienta tu dolor.
El fracaso no es otro que ser otro. No lo olvides
Genial Gabriela!. Arduo trabajo para descubrir nuestra autenticidad. Pasa por darse cuenta. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarDarse cuenta, nada más, nada menos. Un trabajo de toda la vida en muchos casos.
EliminarMe siento mas q identificada..
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