viernes, 9 de marzo de 2018

QUE ES SER ESPIURITUAL

Si mencionamos o escuchamos la palabra ESPÍRITU/ESPIRITUAL/ESPIRITUALIDAD, lo primero que se nos asoma a la mente, es algo así como la imagen de un humito con forma de fantasma, una túnica, un halo, velas, un sahumador, un hombre barbudo o una señora con un punto en el entrecejo vestida preferiblemente con ropa hindú. A eso se le puede agregar cuadros de mandalas, cursos de milagros, gemas, un ambiente silencioso, el susurro como modo de comunicación, alfombra, pies descalzos y la música oriental. 

En fin, todos esos objetos de consumo que se pueden adquirir en cualquier tienda y que incluso se encuentran en los escaparates de los mismos negocios que venden objetos de magia negra.  

Ni se suele reparar en que decir "espíritu", tiene todo lo que de intangible y abstracto pueda existir. Lo "invisible2.

Espiritual es una acción constante en un sentido totalmente desapegado de resultados palpables pero sí destinados a producir sentido,  es un modo de vivir, un modo de balancear y valorar las cosas de esta vida. Espiritual es un modo de pensar, pero no un atuendo, no un sahumador ni un mantra. Todo eso se vende, se toca, se ve, se aprende o se compra. Pero espiritual es más bien empezar por estar por fuera de la forma, por fuera de lo visible, por fuera de lo que se consume, se usa o adquiere. 

De nada sirve un curso de milagros, ni aceites para untar, ni estatuitas de budas, elefantes de la suerte y angelitos para colgar. Las personas espirituales no se encuentran todas barbudas con túnicas. Es más, pueden estar vestidas con lo que todos visten, desprovistas simplemente de cantidades industriales de ropa para lucir modelo todos los días y con un temple que no necesariamente suene a agua que cae entre las piedras. 

Las personas espirituales incluso podrían tener un carácter de mierda, pero ser solidarias ante el abandono, ante el hambre, ante lo injusto, pero eso no las hace espirituales de por sí, puesto que su inteligencia apunta a ver por detrás de todo eso. Las personas espirituales comparten lo que tienen en su ropero, en su billetera, en su corazón. Riegan y derraman lo que tienen, lo piden, lo buscan, hacen en pro de un prójimo de forma anónima y da aún si no tienen nada. A su lado se siente la dimensión de lo que es verdadero. Y no hace falta disfrazarse con ropas de otra cultura para ser lo que se es. Espiritual sería casi en síntesis, eso: ser quien se es. O no fue Cristo el que dijo "soy el que soy?". Que creen que quiso decir con ello?

Por lo general, creemos que hay una fórmula muy nítida para alcanzar iluminación, cuando iluminarse no es más que poner a la luz lo que está oscuro, pero sobre todo, aceptar esa oscuridad como parte de nosotros. Y ojo, se nota cuando lo decimos de la boca para afuera. 

Las personas espirituales son las primeras en aceptar que han tenido vanidad, envidia, deseos, apegos y todos los defectos de la humanidad, pero el haberlos visto, les ha servido para corregirse y no para desterrar todo lo negro que cabe adentro de cualquier alma y decir "soy blanco, totalmente blanco", mientras arrastra su túnica por el suelo levantándola para que no se ensucie. En ese caso, solo cuida el merchandising.

Siempre que veo esas fotos de portada o de perfil con lucecitas y brillitos, siento escozor. No me acercaría ni loca a hacer una consulta allí. De ningún tipo. Menos si la persona es médica, tarotista, maga o se proclama sanadora de cualquier cosa. Los egos gigantes no me dan seguridad y alguien que disfraza su foto, -o directamente la cambia por un dibujito de determinadas características-, no se muestra nunca tal cual es. Es una caricatura de lo que quiere ser porque en el fondo, se desprecia.

La persona espiritual vive lo que predica y se ama a sí misma. Quien no se ama, jamás puede dar lo que no tiene por su ser: ni respeto, ni protección ni cuidado. 

Para dar una fórmula general, no hay nada de este mundo que le cree dependencia. No le interesan las cosas que se valoran mundanamente: ni el auto que se tenga, ni la ropa que se esté de moda, ni lo que todos vayan a ver o lean, la apariencia física, la aceptación de los demás, las carreras, los títulos nobiliarios, los cargos. No les interesa hablar todo el día ni escuchar todo el día. No son los paños de lágrima del resto ni la alfombra de los pies ajenos. Te puede lavar los pies, pero no se rendirá ante los de nadie. Tampoco son los que toleran cualquier cosa calladitos la boca. Suelen tener agrado por la gente sencilla, lo cual no es lo mismo que decir gente pobre, ni rica, ni nada. Sencilla: que no anda alardeando ni luciendo, ni en pose, ni con interés de que todos sepan de su trabajo, de sus éxitos, de sus logros, de lo que le pasó en el juanete al primo o al hermano.

La gente espiritual no anda en detalles, no distingue a los demás según las categorías por las que se suele dividir a la gente. Para la gente espiritual existen seres evolucionados o no tanto. Gente que sabe quien aún está en estado rebaño, justamente porque allí estuvieron alguna vez. En fin, la gente espiritual está fuera de todo, pero se mantiene adentro para poder empujar al mundo a mejorar. 

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