miércoles, 9 de marzo de 2016

EL PODER DE NO SER NI EL SEXO DÉBIL NI EL SEXO FUERTE: EXCLUSIVO PARA MUJERES.

Tengo 50 años y soy hija de las mujeres que mostraban sus ataques de histeria arqueando la espalda, con escenas de llanto, espasmos sin causa física, desmayos teatrales y manipulación de toda especie cuya condición era que SIEMPRE, delante del escenario, hubiese alguien observando. El drama tenía que ser expuesto y la cosa era asegurarse de que alguien atestiguara el dolor. PODER dar LÁSTIMA o PREOCUPACIÓN,era todo el poder que se creía a disposición y el logro se obtenía cuando después de uno de estos despliegues, se lograba el lugar de centro a través de un dolor, una enfermedad o un padecimiento que ayudara no solo a dominar, sino a dejar al prójimo, -sobre todo a sus hijas o mujeres consideradas competidoras-, fuera de carrera.
En el fondo, competir de este modo tan doloroso y además inconsciente de su verdadero significado, ocultaba la envida y la rabia por perder algo, desde la mirada hasta la juventud, O acaso no suena conocida esa frase que reza ¿QUE TIENE LA OTRA QUE NO TENGA YO?.

A la siguiente generación, aparecimos las que nos rebelamos contra esa forma de ejercer poder y mejoramos el método: ya no volvimos a repetir SI TE VAS ME MUERO, pero nos fuimos al extremo contrario: "A MÍ NADA ME PASA, SOY FUERTE, YO NO SIENTO NADA Y PUEDO CON TODO"; gracias a lo cual pagamos caro el seguir en el mismo lugar de nuestras madres, solo que ahora sin miradas atónitas por la actuación estrepitosa y el temor a que se nos acabara el aire de los pulmones,

Dedicadas al cuerpo, talladas y fabricadas a mano, empresarias y trabajadoras que casi no pueden criar hijos sin ayuda de abuelos, niñeras y demás, abandonamos el hogar llamando a eso INDEPENDENCIA para que otros puedan tomarnos de esclavas, la realización pasó por ser divinas, duras y casi un ser masculino que supo llevar hombreras y vestirnos de hombre hastra transformarnos en admirables y sexys vedettes.

Esto, por supuesto, facilitó que se nos comenzara a utilizar mucho más usualmente como a  objetos, puesto que para serlo, solo se necesita un estereotipo que es lo mismo que decir "un molde", un disfraz que ponernos para tapar nuestra individualidad.
Digamos que cambiamos el ropaje, pero el sentimiento interno es el de "nadie me quiere, nadie me mira y siento urgencia para que alguien lo haga, si no, no valdré nada". El trabajo no me dió lo que buscaba, abandonar la casa tampoco, no siento una vida plena porque pueda comprar mi propia gaseosa y entonces?, a donde está el secreto?,
Ni la dama de las camelias ni la mujer blindada  de acero, pudieron darnos amor.

El grave problema reside en que cambiar de forma y modernizar los síntomas, no erradica el dolor. Nos enseñaron a que el poder se ejerce hacia afuera, haciendo que el otro responda como en las telenovelas:
levantándonos del suelo,
llevándonos al hospital con un hilo de vida,
preocupados por nuestra desaparición porque de pronto parecemos importantes
o corriendo en cámara lenta, algunas veces hasta haciendo largos viajes al otro lado del mundo, para rogarnos que volvamos, porque sin nosotros la vida es nada, o la empresa se viene abajo. (seguro porque encima de ser ultra trabajadoras, somos más económicas y más obedientes  con tal de no perder el "aprobado).


 No están hechas las escenas más rimbombantes de las novelas con este material?.
 No son las más taquilleras?. No son las escenas usualmente finales donde la histeria triunfa?.
Lamento decirles que no es casualidad que el éxito novelero se nutra de estos guiones; pero también quiero avisar que esto, tarde o temprano, se desvanece como se desvanecían las mujeres en tiempos de Freud.

Para el día de la mujer, que pasó ayer y fué motivo de disputas analizando si la muerte de las obreras representaba o no un hito, -como siempre un momento dramático y sin triunfos indoloros-,  me lleva a escribir esto:

NUESTRO PODER NO ESTÁ EN DAR LA VIDA, SINO EN DAR VIDA.

NUESTRO AMOR NO DEPENDE DEL QUE CONSIGAMOS SER EL CENTRO, SINO QUE TENGAMOS UNO.

NUESTRA VIDA NO DEPENDE DE CUANTOS NOS APLAUDAN, SINO DE QUE ESTEMOS FELICES CON NOSOTRAS.

NUESTRA INDEPENDENCIA EMOCIONAL NO RADICA EN NO TENER A NADIE A QUIEN AMAR SINO EN AMAR AÚN SIN TENER A NADIE.

NUESTRA AUTOSUFICIENCIA NO DEPENDE DE TENER UN TRABAJO SINO DE PLANTARNOS SOBRE NUESTROS PIES SIN ESPERAR GESTOS PERO SÍ PARA CONSEGUIR NUESTRO OBJETIVO.

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