Hasta hace 5 años fuí una mujer soltera; soltera de SUELTA.
Lejos de la castración, la oscuridad, el aburrimiento y la mojigatería, mi vida se desarrollaba entre cada vez menos touch and go, -una idea idiota de amplia difusión cuyo objetivo es vaciarnos de valor y de amor-, y días colmados de pequeños detalles.
Tuve momentos cuasi orgásmicos mirando las campanitas color naranja que crecían silvestres en el terreno de al lado y que curiosas, trepaban el muro para llenarme de color la medianera. Suaves y dóciles, colgaban de cara al pasto como intentando acercar las miradas.
Ahhh!, que bellas eran!. Y cuantos colibríes tornasol visitaban sus estambres dulces brillando al Sol!
Entre día y día, quizá el mayor suceso era que se abriera una nueva flor o quizá la sorpresa de que en un amanecer, apareciera una margarita con sus pétalos cortados.
Esas incógnitas podían durar días, pero parecían a medida como para poder filosofar acerca de las hormigas, de su posible ubicación, de las hadas y los gnomos, hasta llegar a la simple intervención de mi gato.
Estaba con una silueta de talle 36 de pantalón, sin arrugas, no me faltaban candidatos pero elegía estar conmigo. Ninguno me parecía interesante y eso de ponerse de remate, -ya sea loca o a la venta, da igual-, ya era algo que veía para otra etapa.
Me la pasaba escribiendo poesía, psicología, frases, astrología.
Dormía con la ventana abierta para ver a la Luna y a las estrellas y eso me parecía un milagro cotidiano. Las cosas que me daban felicidad, no estaban en venta, no dependían del teléfono ni de nada que me causara un agujero. No se compraban, no se conseguían ni conquistaban: nacían.
Obviamente, muchos pensaban que tenía un grave problema: 45 años y no me preocupaba tener pareja?. Ya a esa edad estás por perder el tren!. No podrás tener hijos, no podrás ser atractiva para un hombre, se te arrugará todo y empezará la menopausia!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.
Lo único que la gente podía decirme. El resto lo guardaban para cuando me fuera, porque cuesta mucho no encajar en los moldes sin ser por un lado criticado, y por el otro, secretamente envidiado por no tener como preocupación lo que a otros hace sentir el último orejón del tarro.
A cuantos mandatos obedecemos no?!
Será por que la mayoría piensa que ser feliz es una fórmula: pareja, casarse-juntarse-hijos, éxito económico, vida agitada; y en ningún momento pueden creer que se llega a un estado de esas características si uno empieza por adentro y no por los adornos que te imponen para venderte como mínimo un oso y como máximo un hijo elegido con una cartilla de donante espermático.
Y yo tan feliz con mi pasto, con los pefumes, con el cielo, mi vocación y mi pentium "uno" que aunque lenta y vieja me abría una ventana al mundo.
Pasaron muchos San Valentín en donde no dejaba de admirarme el despliegue de cartelitos en la red y la compra de boludeces en los negocios, sobre todo porque todos esos muñequitos, bombones o peluches, iban acompañados de un "si no le llevo algo me mata", o frases similares.
Pobres.., pensaba yo de los compradores, mientras ellos se lamentaban y pensaban lo mismo de mí, cuando les decía que no tenía pareja.
Luego, cada 14 de febrero, se debatía si San Valentín era una fecha importada, si era comercial o si no. Y en el jardín salía un brote nuevo del potus!, me visitaba una mariposa y hasta llegué a recibir a una "Vaquita de San Antonio" creyendo que sin dudas, me auguraba suerte.
Hoy es 14 de febrero otra vez. Y otra vez aparecen fotos de parejas. Seguramente en el jardín que hace 5 años dejé, estarán los colibríes.
Me mudé a 1400 kilómetros y a lo que siempre amé, ahora agregué un compañero al que hallé solo cuando empecé a llenarme de colibríes sin que nadie me los regale.
Si estás suelta, estás con todo el tiempo y el espacio -y las ondas que hace días se detectaron después de 100 años que Einstein las predijo-, y habilitada para crear y abarrotar tu mundo de lo que amas, no te preocupes por no poder poner en el muro un beso con tu pareja. Preocúpate de no poder tener aún la capacidad para alegrarte de cosas que en este mundo, se las llama tontas: estrellas, colores, aromas, pensamientos, el cariño de una mascota, tu alma tranquila.
Te juro que a San Valentín, el santo, no le importará si tienes pareja.
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