jueves, 8 de enero de 2015

LO NEGATIVO DE SER POSITIVOS A ULTRANZA

Si algo faltaba para que neguemos la realidad es quedarnos con que pensando lo mejor, mostrando la cara más bella, sucede lo mejor y nos matenemos en la belleza. ¿Y alguien ve esos resultados tan maravillosos en la realidad?. Hay, -para dar un ejemplo entre miles de esos en los que se aplica la "positividad" mágica que encubre amargas realidades-, miles de niños que jamás escucharon discutir a sus padres, -con el cuento de que delante de ellos es mejor no tener desacuerdos-, y que llegado el caso de que éstos se separen, comienzan a buscar una razón encontrándola en que "justo se separaron el día después que yo hice tal travesura, dije esto o aquello o me porté mal. Y es que los chicos siempre andan en alguna travesura!!!, y si no la planifican, o la piensan, y si faltan razones, su mente las inventa . ¿Acaso no es lógico que se busque una razón cuando no se mostró jamás una?. Cuando no se habló jamás de discrepancias?. He ahí el por qué cuesta tanto que ellos comprendan por qué de un día para el otro, sus padres parecen enemigos. Claro que el tema es mucho más profundo, pero como para empeorar una situación de por sí difícil, jamás fué buena receta barrer la basura para que no se vea, debajo de la alfombra. Esos que recomiendan repetir como un mantra "todo está bien" aunque los esté por comer un tiburón, alimentan este tipo de magia que solo entorpece la aceptación de los hechos, el diálogo y el mencionar tan siquiera un pensamiento caratulado de "negativo", puesti que siendo adultos, necesitamos razones que inventamos a nuestra medida cuando vivimos en situaciones llenas de silencios. Del extremo del grito hemos pasado a la falta de diálogo, y de ese mutismo, a la acumulación de problemas irresueltos en nombre de mantenernos en positivo. Aunque no nos resulten efectivos los dictados negadores de la new age, es de notar que laa palabra ha perdido valor en todas sus formas: en cuanto a promesas, a cumplimiento, a pacto de honor, a modo de dirimir los problemas en el diálogo, -ahora se llega al extremo de la bala o el golpe-, y nos estamos volviendo más violentos por causa de haber desgastado la conexión con esa sana y saludable forma de exponer nuestras diferencias, desacuerdos. La cosa es no "parecer" jodidos, rebuscados, intolerantes; la cosa es fingir armonía para que haya armonía. Y sin embargo cada vez estamos peor.  Habla antes de tener que explicar a tus hijos lo que no puedes ya explicarte a tí mismo. Los hijos no se trauman por lo que escuchan, sino por lo que perciben sin decir.  Tú no serás más o menos irascible por ponerle a las cosas su nombre. Llegado el caso te da la posibilidad de reconocer un problema para poder cambiarlo. Lo que se calla esperando que la magia lo resuelva, generalmente termina explotando por el aire y la palabra se convierte en ruido de armas o en puños que traducen lo que fué silenciado.

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