sábado, 11 de octubre de 2014

SI QUIERES CONOCER QUIEN ESCRIBE ESTOS ARTÍCULOS: ENTREVISTA PARA DESPIERTA TU MEJOR TÚ



Soy Gabriela Borraccetti, Argentina, nacida hace 49 años y recientemente casada por primera vez en junio de este año 2014. Viví 46 años en Buenos Aires y por amor me mudé a Tucumán, a unos 1.400 km de donde nací para empezar un nuevo capítulo y experimentar construir un hogar de a dos. Me mudé con lo que no podía dejar bajo ningún punto de vista atrás, y por eso viajamos mi perra, mi gato, la ropa, una aspiradora, un equipo de música y libros. Ahora tengo un hogar, amigos entrañables, soy madrastra, abuelastra de una bebé de meses que se llama Amparo y he podido participar de un programa de TV que me valió que algunos me conozcan por mi apellido y eso me gusta.
Soy licenciada en Psicología, luego estudié astrología y hoy soy psicoastróloga, la fusión de estas dos vocaciones que me han apasionado.


Enrique: Qué ha significado y significa en tu vida la psicología, Gabriela.

Gabriela: La psicología fue la puerta que me dejó canalizar algo que, por exceso, podría haber sido un defecto. La sensibilidad a todo lo que fuera del empuje de una brisa y del grosor de un cabello podía resonar en mí como amplificado. Pensé que era una maldición vivir sin piel frente al alcohol de tanta receptividad, pero con el tiempo me di cuenta de que mi vulnerabilidad era en realidad mi mejor don. No obstante, algunas veces tenemos que pasar por algún tramo duro del camino para darnos cuenta que los dones no están tan ocultos como mal considerados.


EL RESTO DE LA ENTREVISTA EN EL SIGUIENTE ENLACE



http://despiertatumejortu.es/node/194

SE PUEDE NO TENER EGO?

Todos creemos ser individuos distintos de los demás pero afirmamos a la vez que no tenemos ego. Que se supone que es el ego sino todo aquello que define un borde claro con el que nos identificamos?; desde nuestro nombre hasta el cuerpo, el documento de identidad, nuestra cara, nuestra imagen, la fecha de cumpleaños, lo que arrastramos como herencia y los adjetivos en que nos vemos espejados. Sin ego no levantaríamos la mano para decir presente cuando nuestro nombre se pronuncia, y mientras exista un sujeto en cada oración que pronunciamos, no podremos proclamar a los 4 vientos que estamos libres de aquello a lo cual estamos sujetos.

RECONOCER AL EGO

Se reconoce al ego cuando la reacción es de enojo, sobre todo cuando se lo coloca frente a una realidad que lo disminuye y lo deja en evidencia de la necesidad de usar bastones sobre los que yergue su andamiaje, ya sean estos conocimiento, lujo, boato, posición, status, belleza o tod o aquello que remarca su distinción ante la miarada de los demás que en definitiva no dejan de ser os ojos de esos padres de los que aún dependen para ganar aplauso, posición, distinción, importancia o aprobación. Por ello, la personalidad narcisista ha quedado en un estado infantil y vive de su imagen dependiendo de los objetos que la decoran y de las personas que la aplauden. Gabriela Borraccetti

LA OTRA CARA



La otra cara de la tristeza gris que se instala como un plomo sobre nuestros ánimos suele ser el enojo, conformado en lo inconsciente por todo eso que hemos tenido que enterrar de nuestro ser por temer al rechazo de aquellos que de conocernos verdaderamente, nos dejarían de amar.

Gabriela Borraccetti.

viernes, 8 de agosto de 2014

SOLUCIONES CREATIVAS PARA VIDAS SIN SENTIDO

Es posible ser creativo cuando no somos espontáneos?. Es posible amar y dar lo mejor de sí si no sabemos lo que es?. Por qué constantemente se nos educa para poner nuestra atención en el otro y no nos fijamos en validar las características y dotes individuales de las personas?. Desde la casa a la escuela, desde la escuela al trabajo, desde el trabajo a la sociedad y desde la sociedad al Estado, se ha inculcado en el pasado un exceso de límites iguales para todo el mundo al punto de descartar por completo la individualidad de las personas, existiendo en el presente un punto de vista contrario que no ha llevado en absoluto a mejorar las cosas. El arte de educar a un individuo se transforma cada vez más en la enajenación del mismo, olvidándo justamente eso: de que cada ser humano porta una cualidad o un don diferente y de que educar es un arte, no una planilla llena ni vacía de requisitos para obtener amor o un puesto en la sociedad, sino la creación de un lugar de respeto por lo que hay de diferente en cada uno. Lamentablemente con el correr del tiempo, y aunque la autoridad se ejerza con un látigo demasiado grande o demasiado pequeño, seguimos "fabricando" seres humanos en serie, como si fuese una factoría.  Ese don único que cada uno porta, se aplasta en formularios y requerimientos que van desde las penas y amonestaciones de antaño, hasta la no penalidad de la actualidad que puede incluso poner en jaque a un docente que interviene para evitar que un niño golpee a otro. La cuestión no es tanto la forma en que se ejerce la autoridad,  ya que por exceso o por defecto, ésta se sigue olvidando de lo escencial: formar en lugar de deformar. Algo se deforma en distintos extremos tanto si no tiene un molde, como si tiene uno demasiado rígido que le impide crecer, y es por ello que las cosas no han cambiado por quitar los límites ni aflojando las cuerdas, ya que lo que sigue ausente es el poder integrar a los espacios de formación, -tanto hogareña, como social-, el valor y respeto por aquello que cada uno trae como distinción: su creatividad, sus preferencias. No hay más que observar que a los que aún representan al arquetipo del "buen alumno" cumplidor, estudioso y obediente, -y si lo miramos en el ámbito laboral, el que siempre cumple y está a merced de su patrón-, se los destroza con bulling o mobbing por representar el molde rígido por el que se siente amenazado el más rebelde; que por otro lado no tiene ningún molde, ninguna guía, ninguna ley y que por supuesto viene de un hogar lleno de frustración y hartazgo por no encajar en ningún espacio.
Por ello, pareciera ser que no es una idea genial el abolir los límites, de hecho, ya es una confirmación diaria que no está ahí el secreto que nos permita mejorar una sociedad cada vez más violenta y con menos pautas culturales, -único remedio para evitar que de una puteada se pase a una bala y dejar que la falta de palabras o a-dicción, cree un hueco propicio para pasar a vehiculizar la ira o frustración a través del acto-, sino en comenzar a preguntarnos que es el respeto. Si no empezamos a poner el acento en reconocer que hagamos lo que hagamos terminamos por amputar a un ser humano cuando dejamos de lado aquello que lo hace diferente, esa diferencia aparecerá protestando iracunda en algún sector social. Es para pensar. No es una verdad consumada. Pero tanto aquellos que conocimos el rigor de tener que portarnos bien para ser amados o sacarnos una buena nota a fuerza de temor por ser descalificados, como los que hoy ponen en jaque a ese modo de hacer las cosas, estamos enfermos de lo mismo: FRUSTRACIÓN, y esto seguirá sucediendo en la medida en que no exista el respeto por el cultivo y apoyo de la creatividad y  la espontaneidad. Si no te sientes víctima de lo antedicho, pregúntate que es lo que más deseas, que es lo que realmente te hace feliz y que es lo que más te gusta. Si lo tienes que pensar, es porque lo has olvidado. Si lo sabes y no lo practicas, es porque crees que no tiene valor; y sea por el motivo que sea, su supresión gruñe enojada cuando te preguntas por el sentido de tu vida.

miércoles, 30 de julio de 2014

TU DICES, YO INTERPRETO

Cuantas cosas tomamos a mal por haber asociado una palabra a una connotación o ámbito despectivo?. Por ejemplo, la palabra "manipular" o "manipulador", ha quedado relegada a lo sórdido, cuando en realidad se trata de la acción sutil y precisa que se contrapone a la directa, evidente e impulsiva dirigida hacia determinado fin. Este hecho es simplemente un ejemplo más que común, y que todos podemos observar con toda claridad en este instante.  Sin embargo, este "error" se suscita cotidianamente  todo el tiempo en el momento en que dos personas entran en diálogo.  No son pocas las discusiones y desavenencias que se producen por connotar lo que alguien nos dicen,en forma negativa, respondiendo a su vez, con el tenor que creemos correspondiente, y dando así a nuestras palabras un cariz cada vez más agresivo en respuesta a lo que hemos considerado ofensivo. El problema esencial de la comunicación es que se encuentra sujeta a las asociaciones que interna e inconscientemente hayamos establecido entre las emociones y el lenguaje, encontrándonos condicionados a percibir del otro algo que llevamos dentro como una herida o como una cualidad. Para quien ya han recorrido el camino de desandar sus imágenes y autoimágenes negatias, existirá la posibilidad de no caer en un círculo de retroalimentación negartiva; sin embargo,  quien no sana sus heridas, va sintiendo que el mundo a su paso lo lastima. El gran avance que realiza aquél que se suelta de los condicionamientos pasados, radica en poder cobrar perspectiva, y salirse de un círculo de agresiones percibidas y devueltas. Una vez afuera,  la escalada del insulto, la agresión y la ofensa, cede su paso a una espiral bastante más amorosa que lejos de lastimar, nos sana y nos coloca en un estado de armonía. Estar atentos al momento en que nos ofendemos, puede abrirnos la puerta de una comprensión mayor acerca de quienes creemos que somos.

martes, 17 de junio de 2014

CUANDO CANJEAMOS DOLOR POR ACEPTACIÓN

Nos cruzamos cientos de veces por día con un fárrago de información que no pasa de ser eso: pequeñas esquelas o copetes que pretenden dar una respuesta sencilla a problemas que llevamos enclavados en lo profundo de nuestra oscuridad.

Solemos buscar palabras mágicas que nos hagan comprender en un segundo aquello que nos ha estado doliendo por mucho tiempo o que reconocemos como una reacción común en nosotros ante la dificultad, las elecciones amorosas, el espejo, los fracasos o las reiteradas vivencias de desamor, sensación de fracaso, etc.

Lo cierto es que pretendemos y nos forzamos a querer con poco, profundizar en mucho. Suponer que podemos salir mágicamente de cosas que nos devuelven al dolor tomando atajos o con la lectura de un libro de autoayuda, -muchos de ellos best sellers al tope de las ventas-, es ser simplemente niños de pensamiento infantil y mágico que suponen la existencia de papás noeles que con un regalo, una frase o o 300 páginas solucionarán una vida que llevó años construir tal como está.

Pues bien, si Ud. ha llegado aquí a leer estas páginas, será porque sabe en su fuero interno que debe entrar a  él a hablar con su dolor de estómago, con sus malestares cotidianos, con su insomnio, con sus infecciones y con aquellos lugares que afectados, reclaman por alguna imposibilidad en el movimiento o en la expresión normal de su anatomía y autonomía.

Seguramente una disfonía podrá relacionarse a un grito desenfrenado que no ha dado, y un dolor de garganta podrá parecerse mucho a alguna piedra que ha intentado tragar para que otro lo siga tragando a Ud. Quizá precise entablar una larga conversación con su corazón roto o con su orgullo herido si es que escucha el verdadero significado de un infarto o un dolor de pecho, o pueda reconocer que ser fuerte no siempre es igual a "no tener sangre en las venas" o poner un tapón en su circulación. Quien sabe si esa pus en la vesícula no ha estado gritando desde hace mucho que Ud. es demasiado rígido y ha formado rocas dentro suyo antes de expulsar sus pensamientos más duros, entendiendo que también el colesterol le está avisando en sordina que precisa alivianar una carga afectiva que no lo deja circular en libertad.

Solemos asociar los dientes con la agresividad, y quienes los pierden se han tenido que masticar el dolor del abandono y la impotencia de no poder defenderse, y que se caiga uno, se rompa o duela..., seguramente tocará algún punto de autoafirmación que no podemos sacar a flote.

En fin, puedo darle un millón de recetas simples que pueden orientarle aquí cuando algo en el cuerpo grita, pero debajo de este recetario de 2+2, existen ramificaciones que desconocemos, esas que van mucho más allá de estas simples descripciones, y que hunden sus raíces en algo de lo cual, y aunque parezca mentira, obtenemos un beneficio: el de no tener que cambiar.

No son pocas las veces que atinamos a descifrar de un modo simplista lo que nos sucede tan solo para quedarnos en la superficie, pero el resultado sigue siendo un displacer y una incomodidad que no se van leyendo, ni informándonos, sino auscultando aquello que tiene un significado tan único y personal como su vida. Si cree que puede hallar en un libro la respuesta a lo que le sucede, no pierda tiempo. A lo sumo esto puede ser orientativo, pero no existen para el ser humano remedios genéricos para el alma.

Diría que tampoco existen genéricos para el cuerpo, pero esto es para otro artículo y aquí la intención es ponerlo al menos a resguardo de errores mayores que Ud. puede cometer con Ud. mismo. Si algo le sucede, le duele o le aqueja en lo físico, en lo psíquico, en lo espiritual, en el alma o en los vínculos, pruebe con no querer escapar, pruebe con enfrentar, pruebe con ir al encuentro de alguien que desde el fondo grita QUIERO SALIR: PRUEBE CON IR A SU ENCUENTRO, porque es la única forma de no canjear dolor por la aceptación de los demás, dolor por status quo, dolor por inercia, dolor por no ser quien uno realmente es.