sábado, 11 de octubre de 2014
LA OTRA CARA
La otra cara de la tristeza gris que se instala como un plomo sobre nuestros ánimos suele ser el enojo, conformado en lo inconsciente por todo eso que hemos tenido que enterrar de nuestro ser por temer al rechazo de aquellos que de conocernos verdaderamente, nos dejarían de amar.
Gabriela Borraccetti.
viernes, 8 de agosto de 2014
SOLUCIONES CREATIVAS PARA VIDAS SIN SENTIDO
Es posible ser creativo cuando no somos espontáneos?. Es posible amar y dar lo mejor de sí si no sabemos lo que es?. Por qué constantemente se nos educa para poner nuestra atención en el otro y no nos fijamos en validar las características y dotes individuales de las personas?. Desde la casa a la escuela, desde la escuela al trabajo, desde el trabajo a la sociedad y desde la sociedad al Estado, se ha inculcado en el pasado un exceso de límites iguales para todo el mundo al punto de descartar por completo la individualidad de las personas, existiendo en el presente un punto de vista contrario que no ha llevado en absoluto a mejorar las cosas. El arte de educar a un individuo se transforma cada vez más en la enajenación del mismo, olvidándo justamente eso: de que cada ser humano porta una cualidad o un don diferente y de que educar es un arte, no una planilla llena ni vacía de requisitos para obtener amor o un puesto en la sociedad, sino la creación de un lugar de respeto por lo que hay de diferente en cada uno. Lamentablemente con el correr del tiempo, y aunque la autoridad se ejerza con un látigo demasiado grande o demasiado pequeño, seguimos "fabricando" seres humanos en serie, como si fuese una factoría. Ese don único que cada uno porta, se aplasta en formularios y requerimientos que van desde las penas y amonestaciones de antaño, hasta la no penalidad de la actualidad que puede incluso poner en jaque a un docente que interviene para evitar que un niño golpee a otro. La cuestión no es tanto la forma en que se ejerce la autoridad, ya que por exceso o por defecto, ésta se sigue olvidando de lo escencial: formar en lugar de deformar. Algo se deforma en distintos extremos tanto si no tiene un molde, como si tiene uno demasiado rígido que le impide crecer, y es por ello que las cosas no han cambiado por quitar los límites ni aflojando las cuerdas, ya que lo que sigue ausente es el poder integrar a los espacios de formación, -tanto hogareña, como social-, el valor y respeto por aquello que cada uno trae como distinción: su creatividad, sus preferencias. No hay más que observar que a los que aún representan al arquetipo del "buen alumno" cumplidor, estudioso y obediente, -y si lo miramos en el ámbito laboral, el que siempre cumple y está a merced de su patrón-, se los destroza con bulling o mobbing por representar el molde rígido por el que se siente amenazado el más rebelde; que por otro lado no tiene ningún molde, ninguna guía, ninguna ley y que por supuesto viene de un hogar lleno de frustración y hartazgo por no encajar en ningún espacio.
Por ello, pareciera ser que no es una idea genial el abolir los límites, de hecho, ya es una confirmación diaria que no está ahí el secreto que nos permita mejorar una sociedad cada vez más violenta y con menos pautas culturales, -único remedio para evitar que de una puteada se pase a una bala y dejar que la falta de palabras o a-dicción, cree un hueco propicio para pasar a vehiculizar la ira o frustración a través del acto-, sino en comenzar a preguntarnos que es el respeto. Si no empezamos a poner el acento en reconocer que hagamos lo que hagamos terminamos por amputar a un ser humano cuando dejamos de lado aquello que lo hace diferente, esa diferencia aparecerá protestando iracunda en algún sector social. Es para pensar. No es una verdad consumada. Pero tanto aquellos que conocimos el rigor de tener que portarnos bien para ser amados o sacarnos una buena nota a fuerza de temor por ser descalificados, como los que hoy ponen en jaque a ese modo de hacer las cosas, estamos enfermos de lo mismo: FRUSTRACIÓN, y esto seguirá sucediendo en la medida en que no exista el respeto por el cultivo y apoyo de la creatividad y la espontaneidad. Si no te sientes víctima de lo antedicho, pregúntate que es lo que más deseas, que es lo que realmente te hace feliz y que es lo que más te gusta. Si lo tienes que pensar, es porque lo has olvidado. Si lo sabes y no lo practicas, es porque crees que no tiene valor; y sea por el motivo que sea, su supresión gruñe enojada cuando te preguntas por el sentido de tu vida.
Por ello, pareciera ser que no es una idea genial el abolir los límites, de hecho, ya es una confirmación diaria que no está ahí el secreto que nos permita mejorar una sociedad cada vez más violenta y con menos pautas culturales, -único remedio para evitar que de una puteada se pase a una bala y dejar que la falta de palabras o a-dicción, cree un hueco propicio para pasar a vehiculizar la ira o frustración a través del acto-, sino en comenzar a preguntarnos que es el respeto. Si no empezamos a poner el acento en reconocer que hagamos lo que hagamos terminamos por amputar a un ser humano cuando dejamos de lado aquello que lo hace diferente, esa diferencia aparecerá protestando iracunda en algún sector social. Es para pensar. No es una verdad consumada. Pero tanto aquellos que conocimos el rigor de tener que portarnos bien para ser amados o sacarnos una buena nota a fuerza de temor por ser descalificados, como los que hoy ponen en jaque a ese modo de hacer las cosas, estamos enfermos de lo mismo: FRUSTRACIÓN, y esto seguirá sucediendo en la medida en que no exista el respeto por el cultivo y apoyo de la creatividad y la espontaneidad. Si no te sientes víctima de lo antedicho, pregúntate que es lo que más deseas, que es lo que realmente te hace feliz y que es lo que más te gusta. Si lo tienes que pensar, es porque lo has olvidado. Si lo sabes y no lo practicas, es porque crees que no tiene valor; y sea por el motivo que sea, su supresión gruñe enojada cuando te preguntas por el sentido de tu vida.
miércoles, 30 de julio de 2014
TU DICES, YO INTERPRETO
Cuantas cosas tomamos a mal por haber asociado una palabra a una connotación o ámbito despectivo?. Por ejemplo, la palabra "manipular" o "manipulador", ha quedado relegada a lo sórdido, cuando en realidad se trata de la acción sutil y precisa que se contrapone a la directa, evidente e impulsiva dirigida hacia determinado fin. Este hecho es simplemente un ejemplo más que común, y que todos podemos observar con toda claridad en este instante. Sin embargo, este "error" se suscita cotidianamente todo el tiempo en el momento en que dos personas entran en diálogo. No son pocas las discusiones y desavenencias que se producen por connotar lo que alguien nos dicen,en forma negativa, respondiendo a su vez, con el tenor que creemos correspondiente, y dando así a nuestras palabras un cariz cada vez más agresivo en respuesta a lo que hemos considerado ofensivo. El problema esencial de la comunicación es que se encuentra sujeta a las asociaciones que interna e inconscientemente hayamos establecido entre las emociones y el lenguaje, encontrándonos condicionados a percibir del otro algo que llevamos dentro como una herida o como una cualidad. Para quien ya han recorrido el camino de desandar sus imágenes y autoimágenes negatias, existirá la posibilidad de no caer en un círculo de retroalimentación negartiva; sin embargo, quien no sana sus heridas, va sintiendo que el mundo a su paso lo lastima. El gran avance que realiza aquél que se suelta de los condicionamientos pasados, radica en poder cobrar perspectiva, y salirse de un círculo de agresiones percibidas y devueltas. Una vez afuera, la escalada del insulto, la agresión y la ofensa, cede su paso a una espiral bastante más amorosa que lejos de lastimar, nos sana y nos coloca en un estado de armonía. Estar atentos al momento en que nos ofendemos, puede abrirnos la puerta de una comprensión mayor acerca de quienes creemos que somos.
martes, 17 de junio de 2014
CUANDO CANJEAMOS DOLOR POR ACEPTACIÓN
Solemos buscar palabras mágicas que nos hagan comprender en un segundo aquello que nos ha estado doliendo por mucho tiempo o que reconocemos como una reacción común en nosotros ante la dificultad, las elecciones amorosas, el espejo, los fracasos o las reiteradas vivencias de desamor, sensación de fracaso, etc.
Lo cierto es que pretendemos y nos forzamos a querer con poco, profundizar en mucho. Suponer que podemos salir mágicamente de cosas que nos devuelven al dolor tomando atajos o con la lectura de un libro de autoayuda, -muchos de ellos best sellers al tope de las ventas-, es ser simplemente niños de pensamiento infantil y mágico que suponen la existencia de papás noeles que con un regalo, una frase o o 300 páginas solucionarán una vida que llevó años construir tal como está.
Pues bien, si Ud. ha llegado aquí a leer estas páginas, será porque sabe en su fuero interno que debe entrar a él a hablar con su dolor de estómago, con sus malestares cotidianos, con su insomnio, con sus infecciones y con aquellos lugares que afectados, reclaman por alguna imposibilidad en el movimiento o en la expresión normal de su anatomía y autonomía.
Seguramente una disfonía podrá relacionarse a un grito desenfrenado que no ha dado, y un dolor de garganta podrá parecerse mucho a alguna piedra que ha intentado tragar para que otro lo siga tragando a Ud. Quizá precise entablar una larga conversación con su corazón roto o con su orgullo herido si es que escucha el verdadero significado de un infarto o un dolor de pecho, o pueda reconocer que ser fuerte no siempre es igual a "no tener sangre en las venas" o poner un tapón en su circulación. Quien sabe si esa pus en la vesícula no ha estado gritando desde hace mucho que Ud. es demasiado rígido y ha formado rocas dentro suyo antes de expulsar sus pensamientos más duros, entendiendo que también el colesterol le está avisando en sordina que precisa alivianar una carga afectiva que no lo deja circular en libertad.
Solemos asociar los dientes con la agresividad, y quienes los pierden se han tenido que masticar el dolor del abandono y la impotencia de no poder defenderse, y que se caiga uno, se rompa o duela..., seguramente tocará algún punto de autoafirmación que no podemos sacar a flote.
En fin, puedo darle un millón de recetas simples que pueden orientarle aquí cuando algo en el cuerpo grita, pero debajo de este recetario de 2+2, existen ramificaciones que desconocemos, esas que van mucho más allá de estas simples descripciones, y que hunden sus raíces en algo de lo cual, y aunque parezca mentira, obtenemos un beneficio: el de no tener que cambiar.
No son pocas las veces que atinamos a descifrar de un modo simplista lo que nos sucede tan solo para quedarnos en la superficie, pero el resultado sigue siendo un displacer y una incomodidad que no se van leyendo, ni informándonos, sino auscultando aquello que tiene un significado tan único y personal como su vida. Si cree que puede hallar en un libro la respuesta a lo que le sucede, no pierda tiempo. A lo sumo esto puede ser orientativo, pero no existen para el ser humano remedios genéricos para el alma.
Diría que tampoco existen genéricos para el cuerpo, pero esto es para otro artículo y aquí la intención es ponerlo al menos a resguardo de errores mayores que Ud. puede cometer con Ud. mismo. Si algo le sucede, le duele o le aqueja en lo físico, en lo psíquico, en lo espiritual, en el alma o en los vínculos, pruebe con no querer escapar, pruebe con enfrentar, pruebe con ir al encuentro de alguien que desde el fondo grita QUIERO SALIR: PRUEBE CON IR A SU ENCUENTRO, porque es la única forma de no canjear dolor por la aceptación de los demás, dolor por status quo, dolor por inercia, dolor por no ser quien uno realmente es.
sábado, 31 de mayo de 2014
MUJERES VERSUS MUJERES; MUJERES NIÑAS - Por Gabriela Borraccetti
La mujer versus la mujer podría definirse de "machista", y en el realidad este atributo no se limita a las que critican a su madre por no haber sido lo "suficiente fémina", sensual, bella, atractiva o poderosa para entender a su padre, sino de forma ignorada a ellas mismas que de manera nada casual, se encuentran en la vida con hombres ausentes, que las abandonan en las difíciles, las canjean por un partido de fútbol, por los amigos, el club, el alcohol, el juego, el trabajo, un hobby, otra mujer y demás leyendas que pertenezcan consciente o inconscientemente al padre, pero que puedan ahora ser encarnadas por sus parejas.
Ese suele ser el modo usual en que la vida intenta hacerles ver a la" adoradora de papá", -que sabe comprender realmente al alma masculina-, se parece más a quien descalifica que a quien defiende, y que hasta que no encuentre el núcleo de su verdadera identidad, pondrá sobre sus hombros, -sin saberlo-, y los del género femenino, -incluyendo a sus hijas-, responsabilidades que no ve como responsabilidades sino como "sacrificios que se DEBEN hacer" para no perder un lugar principal exigiendo también a aquellas compañeras genéricas, tolerancias que suelen ser realmente intolerables.
Es por tal motivo que suele decirse que es el género femenino el que más se traiciona entre sí , ya que es en la traición en donde estas niñas grandes creen que pueden obtener la revancha por la victoria y hacer posible su sueño de conseguir la conquista de lo que la otra (mamá), no pudo conquistar, -a papá, ese señor casado con "esa"-.
La otra siempre es tonta y no solo se limita a ocupar el lugar de la merecedora de engaño por inepta, sino que tiene que aguantar cualquier niñería y falta de responsabilidad de la supuestamente MUJER con mayúsculas. La otra puede ser una amiga a la que se le falla, la otra puede ser una acreedora a la que no se le paga mientras se le exige tolerancia o hasta se la atropella, la otra es siempre es la otra mujer, esa figura que suplanta inconscientemente a su madre y que por ser una rival injusta, debería permitirlo todo a esta niña tamaño extra large que no sabe aún que su mente y sus emociones han quedado tamaño "small". En su actitud de soberbia sabiduría, pretende que otros le reconozcan razón a sus irresponsabilidades y suelen pretender un título que aún les queda grande. Por lo general, y hasta que no buceen en lo profundo, creyendo ser tan astutas, bellas, fuertes y de mundo como papá, se plantarán en lugares clave donde no ser engañadas, y en el fondo, terminan siendo las que alegremente rompen tanto un matrimonio, una sociedad, una amistad o lo que fuere simplemente en nombre de una libertad que no tienen porque siguen atadas al pasado y a su rol infantil, que con su omnipotencia, -característica de esos tiernos años-, pretenden que "ESA" se coloque en lugar de felpudo para demostrarse a sí que ella tiene el pié más grande, -o mejor dicho el poder -, para poder pasarlas por encima y tomar su trofeo. No obstante, siempre terminan por perderlo, pues la pérdida, es la condición de su deseo.
En fin, hasta que no sepa reconocerse en el espejo de su madre, no habrá nunca nadie más importante en su vida que destruir OTRAS, sin saber que es ella misma la que se ignora, se desconoce y se pisotea porque aún le falta transitar y procesar un complejo paterno mal resuelto.
Para no dejar el artículo centrado solo en la mujer niña, es necesario aclarar que éstas se encuentran a su vez con hombres niños, esos que "se casan con mamá" para que les permita ser siempre irresponsables, y busquen afuera a la amante lujuriosa que no tienen en casa. Entonces la rueda sigue girando y repitiendo escenas hasta que la CONSCIENCIA la detiene.
Ese suele ser el modo usual en que la vida intenta hacerles ver a la" adoradora de papá", -que sabe comprender realmente al alma masculina-, se parece más a quien descalifica que a quien defiende, y que hasta que no encuentre el núcleo de su verdadera identidad, pondrá sobre sus hombros, -sin saberlo-, y los del género femenino, -incluyendo a sus hijas-, responsabilidades que no ve como responsabilidades sino como "sacrificios que se DEBEN hacer" para no perder un lugar principal exigiendo también a aquellas compañeras genéricas, tolerancias que suelen ser realmente intolerables.
Es por tal motivo que suele decirse que es el género femenino el que más se traiciona entre sí , ya que es en la traición en donde estas niñas grandes creen que pueden obtener la revancha por la victoria y hacer posible su sueño de conseguir la conquista de lo que la otra (mamá), no pudo conquistar, -a papá, ese señor casado con "esa"-.
La otra siempre es tonta y no solo se limita a ocupar el lugar de la merecedora de engaño por inepta, sino que tiene que aguantar cualquier niñería y falta de responsabilidad de la supuestamente MUJER con mayúsculas. La otra puede ser una amiga a la que se le falla, la otra puede ser una acreedora a la que no se le paga mientras se le exige tolerancia o hasta se la atropella, la otra es siempre es la otra mujer, esa figura que suplanta inconscientemente a su madre y que por ser una rival injusta, debería permitirlo todo a esta niña tamaño extra large que no sabe aún que su mente y sus emociones han quedado tamaño "small". En su actitud de soberbia sabiduría, pretende que otros le reconozcan razón a sus irresponsabilidades y suelen pretender un título que aún les queda grande. Por lo general, y hasta que no buceen en lo profundo, creyendo ser tan astutas, bellas, fuertes y de mundo como papá, se plantarán en lugares clave donde no ser engañadas, y en el fondo, terminan siendo las que alegremente rompen tanto un matrimonio, una sociedad, una amistad o lo que fuere simplemente en nombre de una libertad que no tienen porque siguen atadas al pasado y a su rol infantil, que con su omnipotencia, -característica de esos tiernos años-, pretenden que "ESA" se coloque en lugar de felpudo para demostrarse a sí que ella tiene el pié más grande, -o mejor dicho el poder -, para poder pasarlas por encima y tomar su trofeo. No obstante, siempre terminan por perderlo, pues la pérdida, es la condición de su deseo.
En fin, hasta que no sepa reconocerse en el espejo de su madre, no habrá nunca nadie más importante en su vida que destruir OTRAS, sin saber que es ella misma la que se ignora, se desconoce y se pisotea porque aún le falta transitar y procesar un complejo paterno mal resuelto.
Para no dejar el artículo centrado solo en la mujer niña, es necesario aclarar que éstas se encuentran a su vez con hombres niños, esos que "se casan con mamá" para que les permita ser siempre irresponsables, y busquen afuera a la amante lujuriosa que no tienen en casa. Entonces la rueda sigue girando y repitiendo escenas hasta que la CONSCIENCIA la detiene.
jueves, 15 de mayo de 2014
EXISTE LA NORMALIDAD?
En palabras sencillas, el psicoanálisis considera que hay tres tipos de estructuras: Neurosis, Psicosis y Perversión. No existe la palabra "normalidad" en cuanto a que lo normal viene de la palabra "norma" y la norma proviene de una estadística.
Las estadísticas son las que miden lo que todos hacen: si la mayoría comiese pasto, lo "normal" o parámetro de normalidad, sería comer pasto, por lo cual quien coma una zanahoria, carnes o brotes de soja, pasarían aser a-normales.
Con este criterio se mantiene un modo básico de no endilgar el profesional a su persona ni al paciente, la "clasificación" de normalidad y por lo tanto, arrogarse la posibilidad de declararse con un saber omnímodo acerca del otro.
Los criterios generales para distintguir entre una u otra estructura se basan en el discurso y no en la apariencia de la persona, dado que la palabra es la que muestra si la ilación tiene coherencia, buscando en lo intrapsíquico cuales son los mecanismos que se activan para habilitar a la consciencia a registrar de forma más o menos cabal el mundo y las relaciones que tenemos con él.
Hay casos, a los que se considera de mayor gravedad, en donde directamente nuestro "archivo" inconsciente, que es lo "no visto", no registrado por la CONSCIENCIA, queda excluído de diferentes formas según diferentes mecanismos de defensa: la represión, la renegación y la forclusión. Deshabilitar estos mecanismos que impiden a la Consciencia expandirse, son el punto fundamental del psicoanalista que se guiará hacia el inconsciente a través del lenguaje. Somos seres parlantes y es en el discurso, -palabras, gestos, toda forma de comunicación verbal y no verbal donde se filtran las guías que nos llevan a determinar un diagnóstico y una forma de tratamiento.
Cuando vuelva a utilizar el término "normalidad", piense que simplemente, normal es lo que todos hacen, y no una enfermedad. -Gabriela Borraccetti-
lunes, 5 de mayo de 2014
COMO TAPAMOS NUESTRA INCOHERENCIA - Por Gabriela Borraccetti
Antes Química y Alquimia eran hermanas. Astronomía y Astrología, eran hermanas, y así con muchos pares divididos que terminaron acusándose entre sí de ciencia y pseudociencia, fuimos quedando igual que nuestros conocimientos: atomizados. Hoy, para que un médico te diagnostique acerca de tu nariz, tienes que ir a un otorrinolaringólogo, para que revise tu corazón, a un cardiólogo, para conocer si tus filtros andan bien, a un nefrólogo. Y mientras tanto, proclamamos inconscientes de nuestras contradicciones, que TODO TIENE QUE VER CON TODO. Si supiéramos hasta donde no solo el todo nos relaciona, sino que TODOS TENEMOS QUE VER CON TODOS, no seríamos tan cómplices pasivos de lo que por dejarnos dividir, avalamos en silencio cuando algo le pasa al otro y seguimos diciendo "vaya a saber que habrá hecho", o gritamos un desconsolado "pobre!!!!!!!!, que Dios lo ayude", sin hacer absolutamente nada, o nos peleamos por ideas hasta arrancarnos la nariz, el corazón y los riñones.
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