sábado, 4 de febrero de 2017

QUE SE LLEVA REALMENTE EL LADRÓN CUANDO HURTA?


Cuando alguien hurta dinero, contenido, una media o un lápiz, tiene que ver con sentirse en falta, con proyectar en el otro algún tipo de poder/saber que se considera en falta en sí mismo pero se envidia en el Otro.

En psicoanálisis, la "envidia de pene", -eso que tiene el otro y yo no tengo-, hace referencia no a un genital, sino al símbolo fálico, al obelisco representante del poder y al atributo alrededor del cual se teje cada historia individual, en contraposición a lo que se considera "la falta". El tener y la falta son, en definitiva, un modo de construir la propia identidad. Cada uno creer tener algo y cree estar en falta de también de algo. Lo que se tiene es el falo, lo que falta es producto de la castración.


El término la castración, -los seres considerados castrados-, remite a lo femenino por la misma razón por la que una niña espera que "le crezca" lo mismo que tiene su hermano, y de entrada y por tal motivo la mujer, comienza su definición desde la falta. No es ilógico que se la trate como un inferior, se le pague menos y se la muela a golpes.

Cuando alguien proyecta en otro al falo, tiene la tentación de robárselo si se siente castrado e impotente. El robo es una manera fácil de hacerse del poder del otro para erigirlo como propio. Por supuesto, hay muchas otras más significaciones para esto que es solo "la puntita" de una cuestión más compleja. Sin embargo prestemos atención: la impotencia de quien sustrae algo, es la del ladrón que no quiere aceptar su natural falta y desea poder mostrar a los demás una potencia/saber/poder que no es suya. El ego es siempre el factor por el cual se vanagloria la imagen. Pero en la imagen, siempre está la trampa y siempre el velo que cubre la falta.

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