jueves, 21 de abril de 2016

HACER LO CONTRARIO: UN REMEDIO QUE ENFERMA

La mayoría de nosotros, al sentirse frustrado, herido, abandonado o puesto a soportar cualquier situación que causa dolor psíquico o padecimiento, tomamos una posición que reza: "pues si esto no funciona, haré lo contrario".

Es así como de ser amables y presentes todo el tiempo, practicamos una actitud indiferente y de "a mí no me importa", esperando en secreto que alguien note nuestra ausencia.
También podemos pasar de demostrar nuestros sentimientos a enterrarlos en la primer maceta de tierra, creyendo que ahí abajo, desaparecerán y nos haremos fuertes e invulnerables.
Si en una sociedad nos dicen que para ser feliz tenemos que tomar drogas e ir a torturar añ cerebro con luces y una música que daña tímpanos, allá vamos aunque el resto del tiempo seamos bastante silenciosos, nos gusten los ambientes intimistas y aborrezcamos los ruidos.
Si uno tiene un sentimiento de libertad y una consciencia de aburrimiento de la rutina, lo guarda en el subsuelo empeñándose en encontrar al candidato para toda la vida porque pareciera que aún, si no te casaste no sos normal.
Si nos han abandonado, no abandonamos ni a palos, incluso aunque no abandonar implique morir de bronca.
En síntesis, hacer lo contrario, es como nacer rubio y teñirse de negro creyendo que con eso, uno pasó a ser otra persona.

El camino opcional,  es aceptar primero que somos muy parecidos a lo que rechazamos y nos hace doler. Que tenemos formas de reaccionar condicionadas por ese dolor y que el modo de resolverlo, no es pasar a la vereda de enfrente ya que eso es simplemente otro extremo de la misma cuerda sino reconocer que ambos extremos, -como podrían ser la cabeza versus los pies-, son parte de un mismo cuerpo. No por ir haciendo la vertical en la vida, las cosas van a cambiar, no es cierto?.
La única forma de dejar de sostener padecimientos proviene de vernos en el espejo que menos nos gusta y tomar consciencia de ello. Una vez ahí, conscientes de lo que estamos haciendo y para qué, ya no es necesario disfrazarnos de lo que no somos, sino encontrar como hemos hecho para anudar ese dolor a nuestra identidad.

Si digo por ej. "baja autoestima",  "desamor", "inseguridad", algunos lo asociarán a pérdidas, otros a abandono, otros a celos, otros a competencia, otros a... cualquier cosa que hayan vivenciado como la causa del sentimiento. Entonces no existe una receta posible para todos, no es factible solucionarla con pintar de blanco lo negro o seguir recetas de libros de autoayuda, ya que cambiar no es hacer lo contrario o lo que nos dicen, sino hallar una forma diferente de leer nuestra experiencia pasada; hallar la conexión entre lo que nos duele y sus causas para ver como se hizo posible el rechazar nuestra naturaleza.

No es entonces cambiar de apariencia lo que nos devolverá el atractivo, no es adelgazando que nos hará ver la vida rosa, ni casándonos, ni teniendo 400 hijos, ni siendo exitosos, ni aplaudidos por un millón, ya que todas, absolutamente todas las personas, desde las más famosas, bellas y poderosas a las más ignotas, pueden sentirse infelices cuando se encuentras solas en casa.

Recuerda: la transformación jamás es ser lo contrario, puesto que de tener corazón a arrancárselo, se pasa de estar vivo a estar muerto en lugar de pasar a ser otro.
Donde hay una pose, hay un dolor. Ser lo contrario es ser lo mismo pero de apariencia distinta y desaprender, es la cura.

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