miércoles, 12 de agosto de 2015

DISYUNTIVAS: SER AGRESIVO O SER UN BO--BO

Solemos quejarnos de la violencia en general y en particular de "lo mal que anda la gente" con su trajinar desconectado del mundo y conectado a su ombligo. Cuando se trata de nuestros hijos, -o de los jóvenes en general-, la mayoría de los padres cargan sus municiones contra los maestros, diciendo que ellos no les enseñan  a ser educados, a tener respeto y a ser cumplidores, poniendo el grito en el cielo a su vez, si reciben mucha tarea, se los ha "retado" y variables distintas de "disciplina" que hoy ha quedado enterrada bajo el mote de la represión y lo "políticamente incorrecto" para no hacernos cargo de que tenemos muy poca gana de llegar a casa y seguir cumpliendo la ardua tarea de ser formadores y responsables de nuestros niños. Por supuesto, están también los que culpan al estado, y a sus planes asistencialistas, a las drogas, -este sí es un gran flagelo que por alguna razón políticamente incorrecta no tiene solución ni la dimensionamos como corresponde-, y muy pero muy pocos, son conscientes de  la cosa empieza por casa.
Educar a un hijo no es cuestión de premios y castigos, no es cosa de negociaciones, no es "transar" ni es ningún tipo de "negociación" en donde la relación pasa a ser mercantilista y horizontal en lugar de formadora, educativa y amorosa. En este tipo de vinculación se necesita sí o sí alguien en posición de adulto maduro, gúia, responsable y con alguna experiencia que supere y guíe a quien aún está creciendo.
Sin embargo, pareciera que hemos olvidado por qué esto de "ser padres" es también un trabajo y nos hemos agotado de buscar culpables por todos lados cuando observamos el maltrato cotidiano entre personas, adolescentes, parejas, gente grande, etc.,  haciéndonos los tontos y lavándonos las manos a la hora de examinar nuestro rol en los desmanes que día a día escuchamos, leemos o vemos por televisión.
Si Ud. es una persona completamente limpia, podría excuirse del listado de "infractores", pero para estar limpio hay que ser lo que hoy día se ha llamado "ser un boludo":
Las condiciones del boludo son:
-Ser cumplidor
-No ser hipócrita
-Predicar con el ejemplo y no con el pico
-Sostener conductas honestas
-No condenar nada de lo que a espaldas de otros hacemos
-Ser frontal sin ser agresivo
-Mirarse bien a fondo y ser capaz de ponerse la etiqueta de "chambón" cuando hacemos algo "atado con alambre"

Por supuesto que si sigo con la lista, Ud. me dirá que estoy haciendo apología del idiota, ya que suele suceder que quienes tienen estas características de bienaprendidos y bien educados, suelen ser los que siempre pagan "el pato de la boda". Y para qué?, nos decimos con voz de hartazgo: "-para qué me voy a esforzar, si al final a único que toman de estúpido es al que cumple con todas las de la ley?". Entonces, de a poco, nos vamos acostumbrando a las "agachadas", a las conductas reprochables, a los actos audoindulgentes, a la evasión de responsabilidades y a justificarnos en cualquier caso con el cansancio, con la venganza, con un supuesto derecho a la igualdad. Una pena, porque emparejamos pero para abajo.
Padres que pelean en la puerta del colegio gritándose un "Hoy te tocaba venir a vos!!!!!!!!", son la escena que ve el niño mientras una fila de autos de cuadras y cuadras, están a los bocinazos gracias a que los papás han dejado su vehículo estacionado en doble o triple fila, sin que además, les importe los que vienen detrás. Eso lo está aprendiendo todo el niñerío que sale de la escuela.
En el medio de ese enjambre va Ud. que llega tarde a la oficina y después de tragarse el tránsito como un nudo, recibe la reprimenda de su jefe al que no le puede constestar so pena de que lo empiecen a tratar como a un trapo. Después de todo, Ud. hace lo mismo con el auto cuando  va a buscar a sus hijos, cuando estaciona en la bajada para discapacitados, cuando baja de "una corridita" a buscar un remedio, un pan o una película sin tomarse la molestia de intentar estacionar.
No hace falta ir mucho más lejos para que nos demos cuenta que acciones que parecen "invisibles", -y que no se cierran tan solo en la circulación, sino en miles de actos diarios-, van formando una especie de "virus" contagioso con el cual nos infectamos, nos volvemos  jauríavamos atropellando al otro preguntándonos, como si no tuviésemos nada que ver, por qué LA GENTE, está tan agresiva. Conjugue el verbo en primera persona y reconozca sus faltas. Aunque le parezca mentira, si las reconoce y cambia su actitud de a poco, eso es lo que va a terminar por transmitir a sus hijos. Nada hay más poderoso que el ejemplo. No existe eso de predicar maravillas, hacerse la señal de la cruz en la iglesia y salir a aplastar perros en la vereda o gente por la vida.

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