jueves, 31 de enero de 2013

EL DIOS DEL ENTUSIASMO


Para avanzar y sentir plenitud en la vida, precisamos del entusiasmo; esa exaltación que parece provenir de un lugar desconocido; y que muchas veces sobreviene sin motivos aparentes. Y es quizá, que la raíz de la palabra "entusiasmo", significa "llevar un dios por dentro"; ese que no sabe de ateísmos; que puede llevar cualquier nombre; y que nos permite creer, entregarnos y avanzar; sin quedarnos atascados en lo tenebroso, lo lúgubre y lo tortuoso de la vida.
Sin embargo, la pérdida de esa "llama" que nos hace de motor espiritual, puedo muchas veces quedar enterrada bajo una maraña de "pensamientos", dejando demasiado relegado aquello de sentirnos especiales, importantes, y hasta incluso creadores de nuestras propias circunstancias.
Todos los mensajes negativos que nos han dado como parte de nuestro aprendizaje, -incluso sin ninguna intención de hacernos daño-, han logrado en muchos casos suplantar esta fe  por el desánimo; y quienes hayan sido des-calificados desde temprano, son quienes más padecen del síndrome del "no puedo", dicho casi siempre antes de emprender la acción.
No importa cuanto amor o desamor haya existido o exista en el vínculo con los progenitores; lo cierto es que siempre, sus calificaciones, ocuparán en nuestro psiquismo un lugar de "palabra autorizada"; y de hecho, no es difícil detectar que las definiciones que hacemos de nosotros mismos, giran en torno de aquellos rótulos, -negados o no-, con los que nos han calificado desde pequeños.
Es natural que sus palabras, se inscriban en nuestra psique como "sagradas"; como así también, es natural que la omnipotencia natural de un niño, -quien viene al mundo convencido de poderlo todo-, se apague a medida que va creciendo. No obstante, una vez que nos hacemos adultos, es necesario dejar de lado el peso exorbitante con el que muchas veces, y sin darnos cuenta, nos hemos encadenado a la frustración, gracias a creer que somos eso que siempre nos habían dicho. Entre la omnipotencia infantil y la decepción de nosotros mismos, está el sano lugar del entusiasmo, ese dios que vive sin rendir cuentas a nadie y sin bandera, y que hace que el Universo, conspire a nuestro favor, porque se trata denuestra esencia, de nuestra fé en nosotros, y que debe seguir vivo aún cuando sus lecciones sean algo duras de aceptar.
ela Borraccetti
Psicóloga Clínica

CUIDADO CON LAS PALABRAS


En este mundo que nos pintan todos los días de gris, y en el que nos han instalado la idea de que los sueños sólo pueden comprarse; definimos la alegría según nuestra vida se asemeje o diste de las publicidades de T.V; tenga "superávit", o se encuentre en "default".
Gracias a este lenguaje que "mide" por lo mucho o por lo poco; creamos relaciones basadas en este principio de cantidad, y vamos reemplazando el "valor"; por el peso del signo pesos, como condición de nuestras relaciones.
Cuando nos defraudan, nos quejamos de esta "miserable" vida; y reciclamos un círculo vicioso, cada vez un poco más gris.
Si somos capaces de advertir que esta maquinaria está siendo alimentada por pensamientos cuantitativos; podremos comenzar a vislumbrar que lo realmente valioso, está en el corazón; que existen sueños con alas a los que nunca debiéramos renunciar; y que su única medida es el amor con el que elijamos rodearnos de vínculos, trabajo, amigos, o hobbies que sean o no significativos. De este modo, puede que comencemos a ver otros colores en el horizonte fuera del gris con que se imprimen los billetes; y junto con ello, a salir del condicionamiento de las palabras en el que como robots,  nos hemos sumergido sin darnos cuenta hasta dejar de recordar un poco cada día, que somos seres humanos y no cifras de un balance que así, no nos va a cerrar nunca.
El pensamiento siempre es generador de estados de ánimo y creador de las circunstancias en las que vivimos; y estar basándolo en cuentas, solo hará que una gran mayoría que no nació destinada a llevar el nombre Rockefeller, se sienta abatida y haciendo constantes comparaciones respecto de "cuanto mejor podría vivir si tuviera". Nada podrá cambiar al extremo de volvernos millonarios en el mundo de la materia, pero sí  puede llegar a girar en 180 grados aquello que elegimos sentir y pensar, respecto de cuanta suerte tenemos por haber nacido siendo quienes somos.
Valorarse no tiene precio. 

miércoles, 30 de enero de 2013

LO CONSTANTE DEL CAMBIO





Podrás ser observador de mi cáscara, de mis oropeles, o del brillo de mi blasón; e incluso en mis palabras no hallarás más significados que aquellos que sólo en tu mente, encuentren alguna coherencia. Por ello, debajo de mi sombrero y por encima de mi cuello, existe un reino fuera de este reino, al que sólo se puede acceder cuando se rompe el castillo que nos sostiene, el árbol que nos ata a la tierra y la persona que fuimos hasta hace un segundo atrás.


Lic. Gabriela Borraccetti

DEL OTRO LADO DEL ESPEJO



La actitud sabia es reconocer en nuestra sombra, la posibilidad de aceptar que nuestro lado oscuro también es sabio. Si verte en el espejo duele, en el dolor hay un aviso de aquello que por "parecer", te has denegado SER.




-Gabriela Borraccetti-

REALIDAD VIRTUAL Y NO VIRTUAL: UNA ESCISIÓN INTERNA

Recién leía las noticias en Facebook. Un mundo maravilloso en donde todo el mundo se bendice, se saluda y reconoce en un Namasté, a la presencia del alma del otro. La bondad, la sensibilidad y el compromiso escrito, derraman las aguas de un manantial que se niega a agotarse. Pareciera que cada vez más, se hace letra acerca de lo que nos hace más espirituales,dejando a a las emociones más acaloradas y súbitas, en el lugar de los desperdicios; esos a los que que hay que sacarse de encima como si se tratase de un virus extraño, a cambio de fortalecer una imágen angelical recién caída del cielo. En ese formato idealizado y casi etéreo, no cabe ni una uña de la sombra de Belzebú!. Cualquier controversia queda disimulada en un diálogo que a los ojos de cualquiera, saca gigantes chispas, pero a los ojos de sus participantes, se hunde bajo una alfombra de frases sutiles y aladas, y lecciones de vida que con una supuesta buena intención, se espetan casi casi como una ironía. Al salir de ese mundo en donde la santidad emana como un manantial escencial en la vida; y retomando el paso en el reino de la más tosca pero cotidiana tierra firme, es común que, por ej. al encender el televisor, resuenen esplendorosas las discusiones salvajes entre personas que quieren colgarse de la yugular de su interlocutor. Las palabras son altisonantes y en muchos casos, se utilizan en un estudio de T.V. los insultos que se escuchan en una cancha de fútbol; sólo que aquí, no hay que pagar ninguna entrada y cualquiera, incluso los niños, pueden asistir al crico romano en minúsculas de la modernidad. No obstante, aún nos falta salir a la calle, porque a pesar de haber salido de la faz virtual de un cielo espléndido, luminoso y lleno de buenos deseos, -espejo de nuestros anhelos e ideales superiores y no por ello menos real-, nos encontramos con que somos de carne y hueso, y hay que trabajar, o hacer las compras, o ir a pagar impuestos. Es en ese momento en donde el tráfico nos vuelve sordos; y las agresiones de auto a auto, cobran tintes que pueden llegar a extremos inesperados; y que más de una vez terminan en violencia física. Ya se trate de vehículos que chocan, vecinos que se insultan, barrabravas que matan a un hincha de la tribuna de enfrente, saqueos, violaciones y demás actos funestos; caemos en la cuenta de que la agresión en la realidad no virtual, está la la orden del día. Entonces, me pregunto como tenemos un mundo tangible tan virulento, y uno virtual tan elevado?. Hasta donde somos conscientes de nuestros autoengaños?. Somos capaces de abrazar a alguien que nos ha ofendido cuando lo tenemos justo enfrente?. Somos tan silenciosos en nuestro hogar que las discusiones con nuestra pareja, hijos o padres, son coloquiales y en un tono inaudible?.
Quizá nos haga falta recordar que la manifestación de la violencia tiene una fuerza directamente proporcional a la cantidad de energia que precisamos para llevar a cabo la represión del instinto agresivo; que por otro lado es tan natural e innato en el ser humano, como lo es el amor; y que por lo tanto, tanta comprensión depositada en el lado luminoso de la balanza, está creando en el día a día, esos disparos verbales y no verbales que pesan del lado oscuro del platillo del "afuera", cuando por la ventana entra el ruido de una bala o a la casa de un vecino, la bala misma. Si bien somos entes individuales, tenemos responsabilidad social y colectiva. Y si negamos, repudiamos, reprimimos algo que nos pertenece como individuos, lo veremos llegar como destino desde esa mirada que dirigimos al mundo del cual nos creemos eximidos. Podremos disimular iras en un lugar en donde está tildado de anti espiritual cualquier manifestación que declare el gusto por ser el primero en llegar; está penado con comentarios anti ego, cualquiera que se anime a declarar que no todo lo que reluce es dios y compasión; y por sobre todo, está totalmente condenado el acto de ser directo con las palabras hasta llegar a transformarlas en algo que se repite como un cliché, o retorcerlas para lanzarlas como una indirecta de la que no nos terminamos haciendo cargo cuando el otro se enoja. Como si fuera poco, acto seguido, y si el otro reacciona, se le declara un loco que anda proyectando sus contenidos inconscientes en nuestras verbalizaciones!. En el acto de cierre, se pone un tapón, las bocas se cierran y la pileta se termina inundando de un color furioso y tan silencioso como lo es el agua.
En esa absurda carrera de sentirnos más espirituales, llegamos a negarnos la posibilidad de ser tan auténticos como una palabra a tiempo, y dicha de la mejor manera posible: de frente.
A esta altura de la vida, sin dudas ya tenemos que habernos visto en alguna situación que nos haya generado al menos bronca, pero quizá nunca nos pusimos a balancear los excesos o defectos en el acto de erigir nuestra autoafirmación. Cuando hacemos este tipo de evaluación, sería bueno reflexionar acerca de cuanto debe ser ajustado el enojo al ritmo interno, en lugar de sujetarlo totalmente a permisos o a convenciones sociales. Dichas normas implícitas y explícitas, hacen que quienes sean más proclives a un ataque, sean aquellos que parecieran menos inclinados a dar un puñetazo contra una mesa. Quizá debamos ponernos a observar que por lo general, las víctimas de la agresion, tienen colgado el cartel de "buena persona". Tal vez eso nos ayude a repensar cuanto bien nos estamos haciendo a nosotros mismos y a la humanidad, etiquetando violentamente a quienes no rezumen una cristalina e incipiente comprensión y bondad, y absteniéndonos de dar un grito de vez en cuando.

Prestar atención a cuán auténticos somos en la expresión integral de nuestro ser, nos puede dar la pauta de cuánto esfuerzo estamos haciendo para "no quedar mal" o quedar como seres iluminados que mantienen a oscuras la furia durmiendo en el placard. La diferencia que hay entre estos dos mundos, -virtual y no virtual-, nos habla más que de la hipocresía, de una división interna que se refleja cada vez que nos miramos en un espejo poniendo a nuestra imagen en el lugar de "otro", y hasta no resolver esa ilusión, dejará en sombras a aquello que consideramos como "el diablo",  perdiéndonos la oportunidad de ser seres completos, en donde se puede ver la luz gracias a la presencia, -y no al ocultamiento-, de la oscuridad. Nada hace posible la visión, si no es por el contraste de luz y sombra.
Que tengas un buen día!


Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica

martes, 29 de enero de 2013

EL GRAN BONETE




En el juego del gran bonete cuando uno se lo saca alguien más lo coloca en su cabeza. Y así es la vida. Cuando dejas de hacerte cargo de un problema, otro lo tiene; cuando dejamos de tener una emoción, otro la siente; cuando  dejamos de recibir una misma carta en la partida, otro la recibe; cuando dejamos vacío un sitio, otro lo ocupa o queda vacío para siempre, pero nada vuelve a ser igual.


Es bueno recordar no sólo que no somos imprescindibles, sino que al corrernos de un lugar las piezas se reacomodan nuevamente sin que el mundo se acabe, dándonos cuenta de que lo único que se desmoronó es el límite que vanamente nos habíamos impuesto para poder delegar en otro nuestro poder y decisión.

-Gabriela Borraccetti-

LA NECESIDAD DE "PERTENECER"

Lo que se ve aquí, es algo que imaginamos que nosotros no haríamos. Sin embargo, una sencilla explicación puede que haga mayormente comprensible parte de nuestras acciones.
Cuando tenemos que elegir ropa, podemos salir por nuestros propios medios a caminar, o preguntar a alguien más que nos asesore a donde ir a comprar. Eso sería una transmisión de "boca en boca", que se basa en el consejo puesto en manos de alguien, en quien nos fiamos para tomar decisiones. No obstante, esta forma de transmisión oral, aunque dista de la que tomamos de un aparato como la radio, la t.v., o el empuje general de los medios de comunicación, no deja de ser la esencia de tender a elegir lo que otro elige.

Todos sabemos que existen miles de tiendas a las que se acude masivamente, aunque posean una calidad deplorable de indumentaria, y aunque salga  todo el mundo vestido igual. También están las otras de marca reconocida, cuyo precio es elevadísimo, justamente porque se ha popularizado que "lo más caro es lo mejor". Allí irán a conseguir su cucarda de oro, quienes tengan más dinero, y aunque tras las puertas exista la  la explotación de las personas, eso no será un factor a tomar en cuenta. Se habla mucho menos de esto último, que de la "distinción" que proporciona tener un reloj, una cartera o un vestido de la marca "tal".

Adoramos "pertenecer", y vamos donde todo el mundo va, en mayor o en menor medida. Y antes de pronunciar un "no", debiéramos pensarnos con una billetera muy abultada, o con una vacía: nos inclinamos por los lugares a los que masivamente la gente va por barato o por caro.

La publicidad se basa, -entre otras cosas-, en lo que ves en el video, y pone tu atención al servicio de determinadas personas, comercios, profesiones, y todo aquello de lo cual se quiere crear una necesidad.
La política, el comercio, y todo aquello que se pueda vender como servicio, -incluso la medicina-, utiliza este  principio, obteniendo la adhesión y las ganancias más abultadas, obligando a pensar que si lo hace la mayoría, es porque está bien. Por supuesto, a esto deberíamos asociar la inestimable colaboración de los recursos de la publicidad subliminal, más el fenómeno de repetición, por lo cual la mentira más grande, queda como verdad.
El hombre nunca pierde la capacidad de imitar, y es lo que siempre hizo para poder sentirse grande.
Pero eso será tema para otro artículo...





lunes, 28 de enero de 2013

CADENAS ASOCIATIVAS

¿Cuántas cosas tomamos a mal por haber asociado una palabra a una connotación o ámbito despectivo? Por ejemplo, la palabra "manipular" o "manipulador", ha quedado relegada a lo sórdido; cuando en realidad se trata de la acción sutil y precisa que se contrapone a la directa, evidente e impulsiva dirigida hacia determinado fin.
Este hecho es simplemente un ejemplo más que común, y que todos podemos observar con toda claridad en este instante. Sin embargo, dicho "error" se suscita cotidianamente todo el tiempo, en el momento en que dos personas entran en diálogo. No son pocas las discusiones y desavenencias que se producen por connotar lo que alguien nos dice, en forma negativa; respondiendo a su vez, con el tenor que creemos correspondiente, y dando así a nuestras palabras un cariz cada vez más agresivo en respuesta a lo que hemos considerado ofensivo.
El problema esencial de la comunicación, es que se encuentra sujeta a las asociaciones que interna e inconscientemente hayamos establecido entre las emociones y el lenguaje; encontrándonos condicionados a percibir del otro, algo que llevamos dentro como una herida o como una cualidad. Para quien ya han recorrido el camino de desandar sus imágenes y autoimágenes negativas, existirá la posibilidad de no caer en un círculo de retroalimentación del mismo signo; sin embargo, quien no sana sus heridas, va sintiendo que el mundo a su paso lo lastima.
El gran avance que realiza aquel que se suelta de los condicionamientos pasados, radica en poder cobrar perspectiva, y salirse de un círculo de agresiones percibidas y devueltas. Una vez afuera, la escalada del insulto, la agresión y la ofensa; cede su paso a una espiral bastante más amorosa que lejos de lastimar; nos sana y nos coloca en un estado de armonía.
Estar atentos al momento en que nos ofendemos, puede abrirnos la puerta de una comprensión mayor acerca de quiénes creemos que somos.

TU PROPIO PODER


El poder teje desde la oscuridad, una prisión que disfraza de pertenencia. Promete paraísos, te crea necesidades y junto a ellas, la expulsión del Edén si decides por tu libertad. Entonces aparecen los cucos, el diablo, los castigos...; la amenaza bajo todos sus disfraces, mientras te van inoculando a través de la información, que "pertenecer" tiene un precio que generalmente se paga en efectivo o en cómodas cuotas con tarjeta de crédito.
Tus días se miden según el "rinde" laboral, y el amor se mide en la cantidad de regalos,  paseos,  marquilla del cigarrillo y la marca del auto; puesto que quien no pueda acceder a ello, está casi destinado a la humillación. 
Como la gran mayoría que día a día crece en este planeta, la gente se arrumba en pilas: pilas de desempleo, de hambre, de enfermedad y de orfandad; y mientras dejan sin techo a alguien más cercano a tu posición, tú pasas a engrosar el pánico en filas de desaliento. Estos poderosos saben que ahora te resistirás menos a que te humillen más, antes de terminar en la calle; y aprovechan para hacerte creer. que mientras estés "adentro", el sistema solo expulsa a los incapaces. Es por ello que se define a este sistema como perverso: promueve el que nos volvamos insensibles, egoístas y narcisistas; alimentando el sentimiento de que "aún somos especiales", agigantando el eogísmo, multiplicándose el sálvese quien pueda, y dejando a la agresión habitar las calles..., porque eso es lo que necesariamente sucede cuando se trata de sobrevivir.
Nuestro temor los alimenta, nuestra ceguera los cobija, y nuestros sueños desaparecen porque no hay tiempo que perder. El miedo que emanamos, es la comida con la que los dueños del mundo se alimentan; puesto que mientras tengamos miedo, es muy fácil manipular nuestra alma.
Paradojalmente, todo lo descrito hasta acá, es lo que llamamos cultura: es la que hemos creado con la complicidad de nuestras mentes,  que en lugar de pensar, se adormilan, consumen, compran,  obedecen y olvidan cuestionar.  Si mirásemos un poco más a la naturaleza, nos daríamos cuenta de que nos hemos desconectado tanto de ella, que ya no podemos siquiera dormir en función del descanso: pastillas y fármacos hasta en la sopa y las orejas, para ver si recuperamos un poco de eso que es tan natural como el sueño y la vigilia; pues la intranquilidad nos ha ganado y el miedo vive en nuestras casas a través del televisor, la radio y los medios de comunicación. No obstante, aún seguimos embanderando la tonta creencia con que nos consolamos y dice que estamos bien y estaremos mejor; y  que todo pasará en el momento que podamos pagar vacaciones, una casa mejor, un gurú, costear clases de meditación, y si es posible, comprar un viaje a la India para conseguir iluminación en cuotas pagas. 
Pierde el miedo; despierta, deja de creer en que todo se compra y que eres una isla que no caerá como tantos otros cayeron.  Lo que estás viendo son sólo las ilusiones con las que todos los días adiestran tu mente, los que precisan sostener su poder. Es muy fácil conducir a quien duerme, y sería terrible un despertar colectivo para quien hace de este mundo, un sitio para su ambición de dominio.  
El día que sepamos que  el poder no está en la punta de la pirámide, sino en su base, será muy difícil frenar la fuerza de millones de personas que desean vivir en paz y no en deuda. Quien está empoderado, tiene PÁNICO de perder el control. Y que lo pierda es sólo cuestión de dejar de consumirlo todo. No somos una isla, y lejos de ello, estamos conectados en red: lo que hoy le sucede a un punto del planeta, mañana sucederá al otro lado del océano. Y si no, observemos a algunos países de Europa que ni en sueños hubiésemos imaginado en algún momento pobres y de rodillas.
Piénsalo seriamente: ¿como pueden unas pocas familias poderosas, mantener de rodillas al mundo?. Como siendo mayoría nos maneja el 2% del mundo. Necesitan que no duermas, necesitan que pienses que eres un fracasado, precisan que tomes pastillas para vivir y sanar..., tan sólo para mantenerte hipnotizado. 


Que el poder esté en tu propia luz y en tu propia consciencia.






Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica

domingo, 27 de enero de 2013

EL ALMA SABE



Alguien reza un padrenuestro para un dios que no ve y que jamás ha tocado.
Un hijo desde la vida, le cuenta a su padre que está en el cielo; que lo extraña y lo recuerda.
Una mariposa hace su habitual ronda sobre la rosa, sin saber que a la siguiente caerá a sus pies.
Un corazón pide por su amor, y busca una guía en el mapa de las estrellas.
Un perro sigue la huella de aquel que lo ha abandonado, porque confía instintivamente en la amistad del hombre.
Y el mundo sigue andando, porque el alma sabe de de infinitos; y es su propia fe la que la asiste en contra de la palabra "imposible".


Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica

NO ACLARES QUE OSCURECE -por Gabriela Borraccetti-

A muchos les habrá pasado tener que frenar alguna contestación incipiente,  gracias a que después de dirigirnos un dardo, nuestro interlocutor acudió al gastado y ya manoseado paraguas protector del: "NO ME DIGAS QUE TE HAS OFENDIDO!!!.  Recurso cobarde si los hay, pero que aquí, intentaremos desenmascarar de una vez por todas. 
Existen muchos mecanismos de defenesa, entre los cuales, -y con mucha menos exigencia y gasto de energía por parte del aparato psíquico-, se encuentra la negación.  Este recurso, que por lo general confundimos con cualquier cosa que neguemos,  no se aplica en absoluto a todo aquello a lo que antepongamos la partícula "no"; sin embargo, vamos a dar unos cuantos "tips" para reconocer el uso de este "artilugio", impidiendo que lo usemos sin leer el verdadero mensaje oculto.   
Por lo general, cuando acabamos de clavar una astilla, una duda o algo "comprometedor" en la mente de nuestro interlocutor, acudimos a hacer una aclaración, ya sea negando haber querido se agresivo; negando haberlo hecho adrede; o interpelando al otro, cosa de ponerlo contra  la pared del ridículo antes que nos muerda. 
Estas argumentaciones posteriores al puñal, son todas ACLARACIONES, que tienen dos características: 
-ser autoprotectivas
-haber nacido sin que nadie nos haya preguntado al respecto.

Por ej., 
"No es que yo quiera ser chusma, pero resulta que fulanita me dijo que te detesta". 
o si no
"No es que yo te haya sido infiel, pero en el artículo dice que en las parejas, es un 67% probable que existan infidelidades"
o quizá
"Es una broma!, no me diga que lo tomaste a mal". 

Entonces, tranquilamente el otro, podría preguntar

Por qué aclarar que no quieres ser chusma?. Acaso yo te lo he preguntado?. O será que lo que estás haciendo es ser indiscret@ y te niegas a verlo?.

Por qué aclarar si fuiste infiel o no?. No será que tienes ganas y lo aclaras para reforzar tu duda ?

Y por último, no crees que es muy tarde para negar lo que acabas de espetar?
Aquí, se trata de una negación que fracasa;  algo que llega tardíamente como recurso desesperado de tapar con un dedo el sol,  y antes de que Drácula, -que ha comenzado a transfigurar su cara-, nos meta el colmillo en la yugular. 

No obstante, en los dos ejemplos anteriores, claramente lo que se intenta negar,  es algo que nosotros somos, sabemos, hicimos, nos preguntamos o deseamos hacer. Es algo que si bien no está guardado en el inconsciente propiamente dicho, está en una etapa en la que precisa ser reprimido o liberado; y la decisión... siempre está en nosotros.
Sea como fuere, no aclares que oscurece. 


sábado, 26 de enero de 2013

LAS REDES -por Gabriela Borraccetti-

Conocidos, luego amigos, y luego amigos que se hacen amigos.
Amistades que crecen, amores que se forjan, algunos se disuelven,
y otros se concretan.
Gente que abre sus brazos,
que tiende su mano,
y que hace regalos;
y que también apuesta a los sueños que quizá
hace tiempo que había olvidado.
Gente que busca risa,
gente que busca palabras,
gente que busca abrazos
y gente que los da,
a pesar de la distancia
compartiendo una experiencia.
No dependemos ya de los pocos metros cuadrados en los que vivimos. En espiral, se proyectan nuestras energías a través de esta red que nos hace cruzar océanos sin nadar, escalar montes sin trepar, y atravesar continentes sin viajar. Este es el poder de una comunicación que se ha ampliado hasta límites insospechados, y que los poderosos temen a punto de pánico, porque los ha llevado a descubrir un mundo en donde muchos hacen y dan sin hacer de su vida un balance de costos y beneficios. El mayor peligro de esta red que seguimos tejiendo en este instante, no es para vos o para mí, sino para aquellos que construyeron su poder en base a la ignorancia del resto.

viernes, 25 de enero de 2013

QUE NOS DICEN LOS SUEÑOS -por Gabriela Borraccetti-



Estamos acostumbrados a hablar de los sueños como si fuesen premoniciones, mensajes, o jeroglíficos que contienen la clave de algo que está más allá; y en cierto modo, el sueño es todo eso, pero no por contener "revelaciones" de un plano "angélico", sino de un mundo que a pesar de habitarnos y ser nuestro, desconocemos. En ese mundo que hemos conformado a fuerza de no ser ni hacer lo que queremos, se quedan en sombras muchos impulsos destinados a alcanzar nuestro deseo; para que después de habernos resignado a su irrealización, poder seguir sintiendo que nada ha sucedido, y que se nos quiere, se nos aprueba y se nos ama por haber conseguido obedecer. El SER implica muchas veces a la DESOBEDIENCIA; pero tendremos que recorrer mucho camino para poder desenterrar algunas piezas valiosas de ese mundo que hemos reprimido y se denomina INCONSCIENTE.

Cuando somos pequeños, nuestros sueños suelen ser simples: si hemos querido comer helado de frutilla y mamá o papá decidieron que nos haría mal a la garganta, no tardará en llegar la noche para que una vez ingresados a la fase "R.E.M" (rapid eye movement o movimiento ocular rápido), descarguemos en forma de onírica, las imágenes del deseo cumplido. El texto del sueño es literal, y sus imágenes muy claras; no obstante, a medida que vamos creciendo, serán necesarias dosis superiores de represión y deformación, cosa que la consciencia se despiste, y no pueda saber o siquiera enterarse por accidente, que es aquello que está amputando de la propia personalidad. Reconoceremos todos que el alma de un niño es mucho más transparente que la de un adulto, y que las cosas que se le prohiben a un niño, no tienen el mismo calibre que las que vienen aparejadas con el despertar sexual y la problemática adulta. Es por ello que para evitar que hagamos consciente el dolor de no poder ser, necesitaremos de un "trabajo mayor" en contra de aquello que desde dentro, empuja por salir y desobedecer. Las partes amputadas de nuestra personalidad, gruñirán desde el Tártaro de lo Incosnciente, y no dejarán de pugnar por volver a la superficie y ser integradas a la personalidad total.

Una de las principales funciones del sueño, es aflojar la tensión que se crea entre un deseo que puja por realizarse, y la prohibición de poder cumplirse en el mundo vigil; alimentando así al depósito de frustraciones, donde dejaremos todo aquello que tuvimos que resignar para poder seguir siendo niños que obedecen para no perder el amor. No obstante, en el inconsnciente se encuentran también las claves necesarias para convertirnos en seres completos; y es por ello que sus metáforas, son los símbolos capaces de transformarnos de una "copia fiel" de papá o mamá, al original que ha venido al mundo sin la "mácula" del "tú debes".

Lamentablemente, la vulgarización de la psicología, ha creado una especie de "recetario" de interpretación para todos, como si soñar con tal o cual cosa, significase tal y tal otra; olvidando el hecho fundamental de que nadie es igual a nadie más que a sí mismo; y que los sueños se forman exclusivamente con los "textos" de nuestro propio mundo. Difícilmente puedan existir dos interpretaciones similares, cuando las personas difieren hasta en sus huellas digitales; y si desde lo físico solo podemos ser a lo sumo parecidos, que sentido tendría ser idénticos desde lo psíquico y el alma?. Quizá este "uniforme psíquico para todos", le sirva a un sistema que pretende uniformarnos para ser autómatas; no obstante, habría que poner atención a todo aquello que nos convierte en perlas de un mismo color, haciendo de los collares, lazos con los cuales ahorcar nuestra unicidad. Después de todo, eso es lo que hace la educación: crear seres que respondan idéntico ante una misma situación, para luego conformarlos con idénticas interpretaciones de la realidad. En fin, para pensar. Pero sobre todo, para prestar más atención a ese mundo que quiere decirnos algo... acerca de quienes somos.

jueves, 24 de enero de 2013

PERSONALIDADES CAMALEÓNICAS -Por Gabriela Borraccetti-

Los límites no debieran ser limitaciones, sino bordes claros en donde delinear una figura. Por ej, el cuerpo tiene un límite visible, y nadie podría confundirnos con la persona, los objetos o las plantas que se encuentran a nuestras espaldas o se hallan fuera del campo de lo que llamamos "yo". Allí donde puede destacarse algo que sobresale y resalta, se delinea el centro de un foco que nos permite saber donde algo o alguien comienza  y termina, estableciendo gracias a lo claro de la imagen, una identidad en tanto otro con el que podemos interactuar. 
Cuando alguien confunde la figura con el fondo, pasa a ver al otro como algo amorfo, y por ello, necesariamente se extra-limita;  observando esa realidad que tiene frente a sí, como si fuese una mancha borrosa; tal como si le faltaran los lentes correctos para distinguir lo escencial de lo secundario; o los bordes del fondo. Su dificultad en observar límites, se traduce entonces en problemas para establecer los propios bordes; mostrándose como peces sumamente resbaladizos, que difuminan todo lo que dicen, hacen, piensan, muestran de sí, y hacen. Son las típicas personas que hablan y no saben cuando parar de hablar; son aquellos en cuyas vidas, los vínculos se "chocan" y mezclan, sin saber donde empiezan las obligaciones de uno y los derechos de otro;  sin existir nociones claras de "autoridad"; y que guardan, bajo una aparente docilidad, el sentimiento de ser "víctimas" de la falta de claridad y límites de los demás.  Por supuesto, para quien carece de bordes claros, es muy difícil no cambiar de forma-identidad, gracias a lo endeble de su contorno; y es por ello que ellos mismos actúan como si fuesen camaleones, decepcionándose muy seguido en sus vínculos, cuando el otro se ve abrumado por la constante metamorfosis a la que inconscientemente echan mano, cada vez que insisten en traspasar las barreras que delimitan el contorno ajeno.  Gracias a este tipo de dinámica, nunca se sienten satisfechos con lo obtenido en la relación yo-tú; y es por ello que buscan en una persona, en otra, y en otra más; a alguien que los escuche indefinidiamente, los comprenda indefinidamente, los atienda indefinidamente, los contenga indefinidamente y los sostenga ilimitadamente. Les resulta prácticamente imposible distinguir entre el propio lugar y el del otro; generando todo tipo de situaciones incómodas que finalizan normalmente con un portazo o la construcción de un murallón,  cosa que se entienda que ya no se tolera más el "traspaso" de fronteras. Fácilmente se puede deducir que tal tipo de ida y vuelta, genera agresión en el entorno, y es por ello que las relaciones suelen tener finales bastante dolorosos y álgidos, o volverse realmente insidiosos; reafirmando el mito personal de que la vida es injusta, dolorosa, y que es necesario convertirse en martir, o en alguien que termina por creerse espiritualmente superiror, gracias a su capacidad de sufrimiento. Así es como el círculo vuelve e empezar. 
El exceso de límites construye una personalidad rígida. La falta de ellos, impide una clara identidad. En el medio, se encuentra la personalidad sana.

miércoles, 23 de enero de 2013

COMO RECONOCER QUE HEMOS CAMBIADO -por Gabriela Borraccetti-

Cuando hablamos de realizar cambios, imaginamos que el día que los efectivizamos, descorchamos champagne, se ilumina el cielo, y salimos por la calle sintiéndonos otros. Sin embargo, los cambios son graduales, son silenciosos, y tienen la costumbre de no hacerse anunciar. Como todas las cosas genuinas y hechas gracias a la evolución y el deseo del alma, el "bajo perfil" que los caracteriza, habla de que están exentos de ego y narcisismo; y es por ello que aún habiendo realizado giros de varios grados, no nos damos cuenta de que hemos cambiado la dirección, hasta tanto no haber dado unos cuantos pasos sobre el nuevo camino. Es así como un día, mientras miramos ese nuevo horizonte con ojos poco atentos, nos damos cuenta de que hasta hace un tiempo atrás, -quizá un año o más-, ni se nos hubiera ocurrido estar pensando, haciendo, o sintiendo, tal como lo estamos haciendo en ese momento. 
Cuando te preguntes cuanto has cambiado, observa a tus vínculos: si siguen siendo complicados, quizá sea hora de preguntarse hasta cuando. Y si ahora eres capaz de disfrutar incluso de la compañía de tu soledad, entonces es momento de dar tres urras por las decisiones tomadas. 

martes, 22 de enero de 2013

LO QUE SABEMOS, LO QUE DESCONOCEMOS -Por Gabriela Borraccetti-

Cuantas veces en la vida decimos "no sé". Y sin embargo hay algo que siempre nos guía en favor de aquello que decimos desconocer. Solemos creer que nuestra ignorancia respecto de nosotros mismos es enorme, y quizá tengamos razón hasta cierto punto; pues lo que nos falta reconocer es que poseemos un saber que está inconsciente y que es eso lo que ignoramos. Ignoramos que sabemos; ya que después de todo, somos los únicos en poder avalar con la angustia, la negación o la aceptación, la interpretación de un analista; solamente nosotros podemos comprender esa clase de "intuición" que nos lleva a elegir a un médico y no a otro; y también deberíamos estar seguros que no son casuales las elecciones de pareja, amigos, compañías y vínculos en general; aunque pretendamos desconocer a quienes estamos eligiendo. Hay algo que está más allá de nuestra consciencia, que detecta en el otro aquello que podría mostrarnos que hemos heredado vínculos viciados; hay algo que parece un sensor cuando nos acercamos a personas que pueden dañarnos; hay algo que nos lleva por caminos a los cuales, cerramos los ojos de la consciencia, porque estar todo el tiempo despiertos, sería vivir en carne viva atentos al dolor. Sin embargo, las vueltas que damos para negar una realidad, nos encuentra a la vuelta de la esquina. Elegimos en "piloto automático" y es el modo que tenemos de aprender, aunque sea por el camino más largo y sin percatarnos de que lo peor, nos sucede aún con nuestra complicidad inconsciente.  Pero como???. 
Si nosotros tuviésemos la capacidad de conocer la real dimensión de nuestra percepción y nuestra memoria, nos asustaría y asombraría la cantidad de información que registramos en un minuto. Podemos estar mirando una vidriera, y sin darnos cuenta registrar lo que sucede detrás nuestro a través del cristal: que auto tocó bocina, cual estacionó mal y fué remolcado con la grúa, y que canción venía escuchando el señor del auto blanco. Podríamos recordar hoy como olía la señora que pasó caminando detrás nuestro aquel día, y también recordaríamos la ropa y el detalle de un cuello arrugado del muchacho que acababa de ingresar al banco. En ese sector de nuestra mente, nada se olvida; nada escapa a nuestro sensor, pero semejante cantidad de información en tan poco tiempo, no podría almacenarse de golpe y ser recordada toda junta  sin que nos estallara la cabeza. Es por eso que "seleccionamos" lo que nos concierne, o al menos lo que creemos de nuestra incumbencia, dejando afuera el exceso o lo que produce ruido o saturación a nuestro sistema. Es en ese momento, -en el de filtrar-, que quedan "borroneadas" muchas de las notas que, de reconocerlas como "peligrosas", amenazantes o nocivas; no serían bienvenidas a nuestro perímetro. Sin embargo, dejamos pasar palabras, situaciones y personas, tan sólo por encontrarlas "familiares" y por ello "seguras",  sin tener en cuenta que lo familiar, muchas veces está relacionado con Drácula, con la violencia, la manipulación, con el dolor, la impotencia o la denigración. He allí nuestro máximo saber a pleno: detectar lo familiar en tan poco tiempo, es lo que por un lado, nos puede resguardar y llevar a sentir que estamos a salvo; pero por el otro, es también lo que nos quita la posibilidad de salir fácil de los escenarios del pasado por ser parte "natural" de nuestro entorno psíquico-social-experiencial desde el nacimiento. Grabamos todo en nuestra mente; nada queda excluido de nuestro reservorio mnémico; y sin embargo solo una pequeña parte de la información accede a la consciencia.  
Quizá esto sirva como para empezar a pensar que existe un saber enorme por debajo de nuestro mundo visible; y que sin dudas, las respuestas que buscamos, están dentro nosotros. Llegar a ellas es un camino que se inicia en el momento en que estamos dispuestos a dejar de sufrir, buscando en ese momento a alguien que con su faro, nos acompañe y guíe el trayecto para adentrarnos en nuestra psique. Revisar  las memorias no es retroceder, -como muchos dicen-, sino es tomar la decisión de querer avanzar, soltando  el dolor, las falsas creencias, los errores del pasado, y los pecados de nuestros ancestros. El paso se hace más ágil, una vez que se dejaron atrás las piedras que guardó nuestra alma,y un nuevo horizonte se hace allí posible.

LA PROYECCIÓN EN LA PRÁCTICA COTIDIANA -Por Gabriela Borraccetti-

Existen varias formas de llegar a darnos cuenta de que tenemos mucho que ver con  lo que nos sucede; y si bien en los últimos tiempos, nos hemos acostumbrado a los "interpretadores compulsivos", -aquellos que ante el primer comentario, confesión o incluso discusión intentan hurgar acerca de proyecciones y lecturas parciales acerca del sentido "real" de nuestra expresión-; debemos reconocer que el Inconsciente no suele ser tan lineal como nos gustaría. Llegado el caso, la proyección tiene distintos niveles, y aunque por lo general lo que devela en modo "salvaje", apenas roza la capa más superficial de nuestro mundo oscuro, es el modo supuestamente más accesible, para cualquier lego que intente posicionarse en "sillón del psicoanalista".  Por esta razón, si algo queremos aprender del concepto de proyección, podemos denominar como tal a lo que nosotros interpretamos de lo que otro dice; pues esa es la mejor forma de detectar lo que a nosotros nos preocupa y no lo que el otro oculta bajo represión. 
No es casual que quienes están muy preocupados por hurgar en el material psíquico de su interlocutor, sean los más reacios a ser "interpretados", rechazando de plano las observaciones que se le hagan al respecto, tal como lo haría un niño al cual se le quita una caja de caramelos, para evitar que la consuma sin responsabilidad. Con sólo probar llamarles la atención, esgrimen defensas de todo tipo, comenzando por un "yo ya me analicé", "yo ya lo superé", "a vos te molesta que yo pueda interpretar", -incluso si quien hace la observación es un psicólogo. La cantidad variopinta de argumentos que se esgrimen, intentan ocultar lo inadecuado, fuera de lugar, de tiempo, de conocimiento y de práctica; y por sobre todas las cosas, el estar siendo invasivos con tal de satisfacer el anhelo personal de sentirse en un lugar de PODER y CONTROL. Poder atravesar las defensas del otro, sirve para sentirnos a salvo de ser puestos en el "sillón del analizado". Es por eso que son muchos los que  hacen de los cliché que circulan por ahí como "saberes psi", un certificado oficial de su título no obtenido, cosa de percibirse a salvo de las amenazas de su propio Inconsciente sin necesidad de buscar un analista. Entrometerse allí donde nadie nos ha llamado, -y donde ni siquiera el "dueño" de ese Inconsciente puede ingresar por propia voluntad-; implica atravesar un límite al que se teme. El problema, es que se lo atraviesa en el otro, en lugar de animarse a hacerlo consigo mismo; y esto denota que existe una personalidad narcisista que intenta visualizarse como "superior" o "a salvo" en algún sentido, a través del dominio de quien resulte su par o espejo. 
La situación de análisis no es una relación de igualdad; a ella se acude suponiendo un saber en quien dirigirá la cura; y por ende, no se desarrolla en los mismos términos que cualquier conversación casual. Si uno va por ahí  haciendo gala de sus artes interpretativas, es síntoma de que se está huyendo de algo que amenaza con desbordarnos. Eso sí, para saber qué es, qué significa, que deseo encubre, y por qué nos da miedo, no quedará otra que ir al analista. 

lunes, 21 de enero de 2013

EL DESTINO QUE SE REPITE -Por GAbriela Borraccetti-




REPRESIÓN: EL DESTINO QUE SE REPITE-Por Gabriela Borraccetti


Si algo te causa dolor, lo reprimes. Entonces por un tiempo, llegas a olvidar incluso que ese algo haya existido. Mas tarde, si alguna dificultad se te plantea y te obstaculiza la felicidad, la reaccionarás con un acontecimiento externo. Lo más probable es que con el transcurso de los años, la misma situación se presente una y otra vez con distintos velos, como ser una repetición de frustraciones, -amorosas, laborales, filiales, familiares, etc.-. dolores, fallos, desilusiones, etc. . Allí comienzas a creer que es la fatalidad del destino la que se ha ensañado con tu vida, que el mundo está equivocado y que debe cambiar; y que dentro tuyo todo está muy claro, tan sólo porque afuera, está la oscuridad. Al final, te encontrarás debiendo tomar una decisión de fondo, seguramente costosa, ya que aquello que enterraste para evitar un dolor, te lo siguió causando durante mucho más tiempo del que te hubiera gustado. Siempre que uno queda atrapado en un síntoma, éste retorna con diferentes disfraces para que el dolor sea el que te obligue a decidir que ya no quieres ser más su súbdito, y buscas dentro de ti. Al modo de los antiguos rituales dedicados a los dioses, algo de ti termina siendo integrado, reconsiderado, purificado, blanqueado, conscientizado. Y ese dolor del "sacrificio" que nunca habías querido hacer, -por temor, falsas creencias, culpas, prejuicios y juicios condenatorios-, se convierte en el milagro del antes y el después en tu vida. Animarse a ser uno no es fácil. Pero sin sacrificio, no hay redención por la cual pasar a tener un pasado, sin que el pasado te tenga a ti.

CONSECUENCIAS DE DESCONOCER EL ENOJO -por Gabriela Borraccetti-

Puedo ser desmedida a la hora del enojo al punto de no medir distancias: extender un brazo y tirar un jarrón, meter una uña o romper una hoja. Puedo gritar del dolor y la desesperación si me siento herida, y de golpe parar y no volver a hablarte jamás. Podría ser bruta, atropellada, impulsiva; pero sé que no podría salirme de cauce sin motivo. De seguro, la sensibilidad ayuda mucho a percibir en todo, muchas más causas e implicancias que las que percibe quien está frente o en contra de mí; y por desgracia el tiempo suele demostrar que estaba en lo cierto aunque eso no me beneficie, ni me deje en un sitio de mayor sabiduría ni nada que se le parezca. Puedo ser y hacer muchas cosas de la que muchos se esconderían antes que confesar; pero la vergüenza solo invade a quien es hipócrita y se ve compelido a guardar una imagen que lo deja habitar en la mentira de una aparente calma y un orgullo tonto, que se vanagloria al dárselas de "pacífico y racional" a la hora del conflicto. Quien se enoja de verdad, no puede esconder que la sangre le hierve; salvo que esté totalmente desconectado de su ira, caso en el cual, también abruptamente, veremos como la rabia le llega desde el exterior cosa que pueda enfrentarse como en espejo, a su verdadera, completa y dual naturaleza. Enojarse debería ser algo más como caminar o comer y sólo a partir de reconocernos irascibles podemos comenzar a observar otras formas de manejar el impulso. No obstante y por desgracia, la asertividad, la furia y la cólera son la parte denostada de nuestra unicidad que extirpamos por ser motivo de escarnio, apareciendo  luego por esta causa desde el exterior.  Por supuesto que puede parecer exagerado lo que digo, sin embargo deberíamos comenzar por admitir que vivimos en extremos emocionales: o reprimimos el enojo totalmente o le damos un cauce mortal, sin remedio y sin retorno. Nos reconocemos una sociedad muy agresiva, pero no sabemos de donde proviene ese impulso tan destructivo y devastador. Aún así a nadie se le ocurriría pensar que todas las veces que debió encolerizarse y no lo hizo, ese nudo de ira se guardó en una sitio en el cual se acumula la memoria que alimenta al colectivo en el que vivimos y aunque querramos declararnos inocentes de culpa y cargo, somos tan culpables como quien lanzó el primer tiro o asestó el primer puñal que vimos en el noticiero.
Preferible un gran enojo a tiempo, aunque nos llamen locos o nos señalen; antes que seguir empachados de esa violencia indirecta, pasiva, anodina y traicionera a espaldas de todos que lleva en el murmullo de oreja a oreja el veneno de no poder estar envenenados, a la vez que siembra día a día una bomba que al explotar no puede ser menos que Hiroshima. Respeta a tu enojo tanto como respetas a tu bondad, a tu humanidad, a tu respeto y a tu paciencia. No existe ningún dios que no se cobre represalia, cuando no se le rinden los debidos honores. Y esos dioses, viven contigo y en tí, y no fuera del mundo que has decidido crear para vivir: Lo que no aceptamos como parte de nuestro ser, aparecerá como destino dándonos una bofetada desde el exterior.
-Lic. Gabriela Borraccetti-

CONSCIENCIA Y SOMBRAS. -por Gabriela Borraccetti-

El péndulo de la mente alterna entre sentido y sinsentido, no entre el bien y el mal. C. G. Jung


La consciencia es aquello que conocemos, aquello para lo cual no debemos hacer ningún recorrido mental, más que apelar a nuestra memoria, a nuestros sentidos, y a todo lo que resulte de nuestro razonamiento, deducciones y demás procesos mentales que incluso automáticamente, pueden  llevamos a destino durante el día. Todos sabemos como llegar a nuestro hogar, a nuestro trabajo y a la casa de nuestros parientes, y para ello no hace falta sentarnos en ningún lugar a hacer cadenas asociativas, y ni a tratar de interpretar las señales del tiempo como para saber si quiera a donde está el norte, el sur, el este y el oeste. Sin embargo ser plenamente CONSCIENTES, implicaría recurrir a hurgar en nuestras sombras; en ese sitio que es como un cuarto sin luz en el que siempre hay actividad y que pareciera, entre otras cosas, habitado por fantasmas y memorias mucho más intrincadas e incluso arcaicas, que no están disponibles para nosotros con un simple chasquido de dedos. La  complejidad de aquello que se halla en penumbras dentro de nosotros mismos, tiene la característica de ser algo así como un pez de las profundidades; huidizo y renuente por completo a ser "pescado" con una sencilla carnada; aunque la creencia popular haya tomado como válido que un pequeño esfuerzo o reflexión basta y sobra como para itnerpretar cualquiera de sus productos; sobre todo, los enigmáticos sueños que pueblan el momento en que dejamos al menos parcialmente de lado, a nuestro vigía conciente.  En el cuarto de la sombra, y en contraposición a la claridad de la Consciencia, está lo Inconsciente, aquello que a lo que solo podemos acceder de la mano de quien reconozca sus huellas imperceptibles en nuestras palabras, relatos, frases, sueños, chistes, actos fallidos y productos oníricos. Sólo podrá ser hábil en los descubrimientos, aquel psicoanalista que ponga en la base de su edificio teórico pero sobre todo práctico, la existencia de aquel sitio oscuro que descubrió en una instancia Freud; y que más tarde tuvo un alcance mayor y abarcativo de la mano de Jung, y nadie estará más lejos de hallar un tesoro ocuto real, que aquellos que hagan gala de interpretaciones fuera de contexto analítico, sin más conocimiento que los frutos de su propia imaginación y proyecciones inconscientes.
En síntesis, somos la combinación de luces y sombras a las que podremos acceder de la mano de un Otro, cuyo único deseo es la búsqueda de una verdad que por lo pronto, suele no ser accesible.
Quien tenga la intención de hacerse más CONSCIENTE, deberá como primera medida, admitir la existencia de algo que lo habita en calidad de incognoscible; siendo la frase socrática de "Sólo sé que no sé nada",  un mantra que repetirá cuanto más se conozca.